El Almirante Dormund se encontraba en el puente de su nave insignia, Defiant, una colosal nave de batalla que lideraba la Séptima Flota Solar. Los últimos informes de inteligencia habían confirmado lo que había temido: el Covenant había concentrado el 80% de su flota en esta batalla, sumando al menos 200 naves, una fuerza abrumadora por donde se viera. Su tarea era monumental, y la supervivencia de sus hombres y de las fuerzas bajo su mando dependía de su habilidad para ejecutar su plan con precisión.
Dormund observó la formación de batalla desplegada ante él en el mapa táctico holográfico. La Séptima Flota Solar y las flotas segunda y tercera de la Luna se encontraban dispersas, no alineadas en una única formación cohesiva, sino aparentemente desordenadas, con algunas naves posicionadas en ángulos que sugerían una retirada. Era un truco calculado, una estrategia diseñada para confundir al enemigo, haciendo que el Covenant pensara que estaban en una situación de repliegue caótica. Algunas naves disparaban en ráfagas controladas, devolviendo el fuego del Covenant, mientras que otras se mantenían aparentemente fuera de posición, como si estuvieran cubriendo a sus compañeros en una retirada.
Dormund sabía que el tiempo era crucial. El Covenant, con su brutal eficacia en combate y sus devastadoras armas de plasma, no tardaría en cerrar la distancia y desatar el infierno sobre sus fuerzas si percibían debilidad. Justo en ese momento, la transmisión de comunicación parpadeó en la consola principal. Era el Almirante Toni y el gobernador Altalick.
Dormund activó la transmisión y las figuras holográficas de ambos líderes aparecieron ante él. Toni, a bordo de su nueva nave insignia la Victrix, y Altalick, en su poderosa nave de comando lunar, la Luna Nova, estaban listos para recibir la actualización.
"Almirantes", comenzó Dormund con tono grave, "La situación es crítica. Tal como lo habíamos previsto, el Covenant ha concentrado el 80% de su flota en esta batalla. Estamos enfrentando alrededor de 200 naves enemigas. Por ahora, mantenemos nuestra formación tal como la planeamos, dispersos y aparentando un desorden estratégico. Esto ha logrado que el Covenant crea que estamos en retirada, pero su ofensiva está a punto de cambiar de dirección."
Toni asintió, su rostro reflejaba concentración. "Estamos listos para proceder según lo acordado, Dormund. Mi flota y la Primera Flota Lunar están en posición. ¿Es el momento de movernos?"
"Así es," respondió Dormund, su mirada se endureció mientras observaba las lecturas en su pantalla. "El enemigo está avanzando hacia lo que creen que es nuestra línea de retirada. Es ahora o nunca. Altalick, tú y Toni deben mover sus fuerzas hacia el flanco y la retaguardia enemiga. Abran fuego a toda potencia, pero mantengan la distancia suficiente para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Coordinen sus ataques para maximizar el impacto."
Altalick, quien estaba parado con los brazos cruzados sobre su pecho, asintió. "Entendido. Mis fuerzas están listas para abrir fuego devastador sobre los flancos y la retaguardia del Covenant. Coordinaré con Toni para asegurarnos de que nuestra entrada sea lo suficientemente contundente como para desmoralizarlos."
Dormund miró a ambos almirantes. "Este es el momento decisivo. Una vez que abran fuego, todas nuestras naves que hasta ahora han estado en aparente retirada se reagrupen y lancen un ataque frontal masivo. Debemos destruir su moral y su capacidad de respuesta en un solo golpe. ¿Todos listos?"
Ambos almirantes afirmaron con una sola palabra. Dormund cortó la comunicación, devolviendo su atención al campo de batalla.
Las naves del Covenant, con sus formas elegantes y sus escudos de energía resplandecientes, avanzaban con una confianza que rayaba en la arrogancia. Sus poderosas armas de plasma ya habían comenzado a hacer estragos en las naves más rezagadas de la flota de Dormund, cuyos escudos se tambaleaban bajo el peso del devastador fuego enemigo. Sin embargo, las bajas en la Séptima Flota Solar habían sido limitadas hasta ese momento, gracias al plan de Dormund de mantener la mayor parte de sus fuerzas fuera del alcance inmediato del Covenant.
Ahora, con la llegada de Toni y Altalick, todo cambiaría. La flota del Almirante Toni, combinada con la Primera Flota Lunar, emergió desde las sombras del campo de asteroides cercanos al punto de emboscada. Las naves avanzaron en una formación de pinza, cerrando el círculo alrededor de las naves del Covenant que, hasta ese momento, no habían detectado la trampa en la que estaban cayendo.
"Todas las unidades, fuego concentrado en los flancos y la retaguardia enemiga," ordenó Altalick con voz autoritaria. La Luna Nova abrió fuego primero, con sus cañones de riel pesados, lanzando proyectiles cinéticos a velocidades que desafiaban las leyes de la física. Las ojivas de fusión fría, diseñadas para desactivar temporalmente los sistemas de escudos, encontraron sus blancos con una precisión letal.
Las naves del Covenant, tan poderosas y avanzadas, no estaban preparadas para la furia del ataque combinado. Los proyectiles y las ojivas rompieron sus escudos, dejando a varias naves desprotegidas ante el fuego de seguimiento. Las explosiones brillaron en el vacío mientras las naves del Covenant explotaban una tras otra, incapaces de reorganizarse ante el inesperado ataque.
Mientras tanto, las fuerzas de Dormund, que hasta ese momento habían mantenido la formación de retirada, cambiaron de inmediato. La Séptima Flota Solar, respaldada por la Segunda y Tercera Flota Lunar, se reagrupó con una sincronización perfecta. Las naves más grandes, los destructores y cruceros, avanzaron al frente, abriendo fuego con todas sus baterías principales. Los cañones láser pesados y los misiles de largo alcance golpearon el núcleo de la flota del Covenant, que ahora estaba atrapada en un fuego cruzado mortal.
La coordinación entre las flotas era impecable. Mientras Altalick y Toni devastaban los flancos y la retaguardia del Covenant, Dormund lanzó un asalto frontal con toda la potencia de su flota. Las naves del Covenant, que habían entrado en la batalla con una confianza inquebrantable, ahora se encontraban en una posición desesperada. Sus formaciones comenzaron a desintegrarse bajo el peso del ataque combinado, y varias de sus naves más grandes intentaron maniobrar para contraatacar, solo para ser rodeadas y destruidas por el fuego concentrado de las fuerzas aliadas.
Dentro del Defiant, Dormund observaba cómo su plan se desarrollaba a la perfección. Los informes de daños y bajas llegaban en tiempo real, y aunque las naves del Covenant seguían siendo una amenaza formidable, estaba claro que estaban siendo superadas. Las explosiones y los destellos de luz de las naves destruidas iluminaban la oscuridad del espacio, una sinfonía de destrucción que marcaba el principio del fin para la flota del Covenant.
"¡Mantengan la presión! ¡No les den tiempo para reagruparse!" ordenó Dormund, su voz cortando el aire en el puente de mando. "Este es el momento que hemos estado esperando. ¡Que ninguna nave enemiga escape!"
Altalick, en su propia nave de mando, coordinaba los ataques con una precisión casi fría. "Concentren el fuego en las naves que intentan romper la formación. No permitamos que se retiren. Toni, necesitamos un barrido de cazas en el sector 3-B para interceptar cualquier nave que intente escapar."
Toni, que ya había anticipado la solicitud, respondió de inmediato. "Enviando a mis escuadrones de cazas ahora. No dejaremos que ninguna nave escape."
Los cazas lanzadera y los interceptores de ambas flotas se desplegaron en oleadas, atacando a las naves más pequeñas del Covenant que intentaban maniobrar para escapar del cerco mortal. Los disparos y los misiles persiguieron a sus objetivos con una letal precisión, destruyendo las naves enemigas una tras otra.
El caos se apoderó de la flota del Covenant. Con sus flancos y retaguardia devastados por el ataque combinado de Altalick y Toni, y su frente desintegrándose bajo el fuego de Dormund, las naves restantes comenzaron a dispersarse, perdiendo toda cohesión. El aparente desorden en la formación inicial de Dormund había engañado al Covenant para que pensara que tenía una ventaja, pero ahora se daba cuenta de la trampa en la que había caído.
Las naves insignia del Covenant, normalmente los pilares de su flota, intentaron resistir, sus armas de plasma desatando torrentes de fuego en un último intento desesperado por defenderse. Sin embargo, se encontraban superadas en número y potencia de fuego. Una tras otra, las naves comenzaron a caer, sus escudos destruidos y sus cascos destrozados por los cañones de riel y los misiles de las fuerzas aliadas.
La batalla, que había comenzado como una maniobra estratégica de engaño, se estaban reorganizando en un intento por repeler el ataque enemigo y responderlo ya que aún mantenían un número significativo de naves. Para este punto ya habían perdido a unas 40 naves. Ahora seguía el resto de la batalla
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...