El espacio sobre el planeta Treynak estaba inquietantemente silencioso. Las estrellas titilaban en el vacío, mientras la silueta del inmenso crucero clase Providencia, junto con el resto de la flota de la Confederación, dominaba la órbita del planeta como un recordatorio constante del poderío militar que enfrentaban. En contraste con la tranquilidad del cosmos, la atmósfera dentro de los cazas Ala-X y Ala-Y estaba cargada de tensión. Los pilotos, ajustando los controles y revisando sus instrumentos una última vez, se preparaban para una batalla decisiva.
Los escuadrones comenzaron su ascenso, saliendo de la atmósfera de Treynak, el casco de sus cazas vibrando levemente por la presión al romper las capas superiores del planeta. Las brillantes estelas de sus motores dejaban un rastro en el cielo a medida que se adentraban en el espacio. En la formación, los Ala-X lideraban, encargados de proporcionar cobertura, mientras los Ala-Y, cargados con poderosos torpedos de protones, mantenían sus posiciones detrás, esperando el momento para soltar su devastador armamento sobre la flota enemiga.
La órbita del planeta era una mezcla de restos flotantes y escombros de las primeras fases de la batalla. Algunas naves destruidas seguían girando sin control, mientras que otras parecían estar detenidas en el espacio, silentes y vacías. Las huellas de los enfrentamientos previos eran visibles a lo largo de las rutas que los cazas ahora seguían.
"Escuadrón Ala-X, mantengan la formación cerrada. Nuestra prioridad es asegurar que los bombarderos lleguen a su objetivo", ordenó el capitán Jorr, su voz fría y calculada resonando en los intercomunicadores de los pilotos.
"Entendido, capitán", respondió Varak desde su cabina de Ala-Y. "Nosotros haremos el resto cuando lleguemos a la nave de mando."
A medida que avanzaban, los escuadrones pudieron observar las formaciones de naves enemigas a la distancia. Los sistemas de rastreo y radar comenzaron a registrar la presencia de cazas buitres desplegándose en grandes cantidades desde los hangar de los cruceros de la Confederación. Eran cientos, quizá más, y comenzaban a tomar posiciones defensivas en torno al crucero Providencia, el objetivo principal de la misión.
Detrás de los cazas, los dos cruceros Aclamator restantes del planeta también se elevaban, ascendiendo de la órbita baja para unirse al ataque. Las enormes naves de transporte, armadas hasta los dientes con baterías de turbolásers y misiles, se colocaron en formación con los escuadrones, formando una fuerza combinada que pretendía abrir una brecha en la defensa enemiga.
"Las Aclamator están en posición, capitán", informó uno de los oficiales de comunicación de la nave insignia. "Nos alinearemos con los escuadrones para proporcionar apoyo de artillería."
"Perfecto", dijo Jorr. "Las Aclamator concentrarán su fuego en los cazas enemigos, dándonos una oportunidad para acercarnos al crucero Providencia."
El campo de batalla estaba listo. Desde la distancia, las luces de los motores de los cazas droides comenzaron a brillar, avanzando hacia la posición de los Ala-X y Ala-Y a toda velocidad. El espacio entre ambos bandos se fue reduciendo rápidamente, y cuando finalmente estuvieron a rango de disparo, los primeros rayos de láser rojo de ambos bandos cruzaron la inmensidad del vacío.
Los Ala-X se lanzaron hacia adelante, maniobrando con agilidad entre los disparos enemigos, abriendo fuego con sus cañones láser y desintegrando varios cazas droides en un abrir y cerrar de ojos. Las explosiones silenciosas de las naves destruidas salpicaban el espacio como fuegos artificiales, iluminando brevemente las oscuras siluetas de los cazas.
"¡Mantengan la formación! ¡No se dejen rodear!", gritó Jorr mientras sus cazas seguían destrozando a los droides uno por uno. "¡Los Ala-Y están justo detrás, debemos mantener el corredor despejado!"
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...