Capitulo 123: Decisión

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Dormund se encontraba en su sala de guerra, observando el vasto mapa táctico holográfico que abarcaba todo el sector Platón y sus sistemas circundantes. Las líneas de las defensas recién construidas parpadeaban en tonos azules, indicativas de los esfuerzos masivos que se habían llevado a cabo para fortificar los mundos fronterizos. Sin embargo, había algo que lo inquietaba, un detalle que hasta ahora había pasado desapercibido. Algo extraño en las regiones más al norte, cerca de los límites del espacio conocido, donde ninguna facción humana o del Covenant solía aventurarse. Dormund había oído informes esporádicos de movimientos en esos sectores, pero no les había prestado mucha atención hasta este momento. Los Insertores.

Los Insertores, la temible y enigmática especie de insectoides, nativos de un espacio distante, habían sido observados antes por sondas automatizadas y patrullas de exploración. Dormund sabía de ellos solo por informes históricos y estudios detallados de inteligencia: una raza colectiva que actuaba como una mente colmena, donde sus reinas controlaban vastas flotas y ejércitos. No eran aliados ni enemigos abiertos, pues su única motivación era expandirse, consumir recursos y dejar mundos completamente estériles. Eran una amenaza para cualquier forma de vida en cualquier lugar que decidieran habitar.

El detalle que ahora captaba la atención de Dormund era claro en las pantallas de la sala de guerra. Las flotas colmena de los Insertores se encontraban en pleno conflicto entre sí. Los sensores mostraban signos de intensos combates en sus sectores de origen, con enjambres luchando por el dominio de los recursos limitados de su hogar. Esto era una señal de un problema interno: la sobrepoblación. Habían crecido demasiado y sus reinas estaban en disputa por el control. Dormund frunció el ceño, reflexionando sobre el potencial de esta situación.

Una oportunidad.

—"Capitán Karst, ven aquí un momento", ordenó Dormund, sin apartar los ojos del holograma.

El oficial de inteligencia Karst, un hombre de mente afilada y ojos siempre alerta, se acercó de inmediato. Había sido la mano derecha de Dormund en todo lo relacionado con espionaje, tácticas de desinformación y operaciones encubiertas. Su historial con la Confederación y el Covenant lo había convertido en el experto ideal para los análisis más intrincados.

—"¿Qué tienes en mente, almirante?" —preguntó Karst, notando la intensidad en la mirada de Dormund.

Dormund hizo un gesto hacia la sección del mapa donde los Insertores aparecían. —"Mira esto. Las flotas colmena están peleando entre ellas. El conflicto interno está desgastándolos, pero no es sostenible. Eventualmente, van a salir de allí, buscando nuevos mundos para consumir".

Karst asintió, siguiendo el razonamiento de su superior. —"Y si nos encontramos en su camino, podríamos ser el próximo objetivo", concluyó con una nota sombría.

Dormund asintió lentamente. —"Exactamente. Es solo cuestión de tiempo antes de que choquemos con ellos. Pero antes de que eso ocurra, podríamos usar esto a nuestro favor".

—"¿Estás pensando en aprovechar la inestabilidad de los Insertores?", preguntó Karst, su tono más interesado.

—"Sí", respondió Dormund, su mente ya trabajando en los detalles de lo que podría ser un plan arriesgado, pero potencialmente brillante. "Su naturaleza depredadora los llevará a atacar cualquier fuente de recursos valiosa. Eso incluye las colonias cercanas de la Confederación... y, quizás más interesante aún, algunos de los mundos ocupados por el Covenant".

Karst levantó una ceja, sorprendido por el atrevimiento de la propuesta. —"¿Quieres dirigir a los Insertores hacia nuestros enemigos?"

—"Exactamente", dijo Dormund, su tono ahora más seguro. "Si logramos provocar una invasión a gran escala por parte de los Insertores, podríamos debilitar tanto a la Confederación como al Covenant en este sector, dándonos el tiempo necesario para reorganizarnos y preparar mejor nuestras defensas. Dos enemigos eliminados de un solo golpe".

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