El Ascenso De La Humanidad

Capitulo 127: Maniobras peligrosas

El amanecer llegó con una carga eléctrica en el aire, una mezcla de tensión y expectativa en las tropas reunidas en la Fortaleza Nova. La luz grisácea del alba apenas iluminaba el campo de batalla lleno de cráteres y escombros, donde las interminables filas de droides enemigos, todavía organizadas en formaciones geométricas, seguían su implacable asedio. Durante meses, el enemigo había lanzado ataques incesantes, probando y desgastando las defensas. Pero hoy, la respuesta sería diferente.

El comandante Grim estaba en su tanque de mando, un Baneblade imponente, coordinando los movimientos a través de su comunicador táctico. Su mirada era feroz, centrada en el horizonte, donde pronto se desataría el infierno. Mientras tanto, en la Fortaleza, las baterías de artillería ajustaban sus posiciones. Las armas pesadas habían sido reparadas y recalibradas durante la noche, listas para lanzar una ofensiva devastadora contra las líneas de droides.

—"Señor," dijo uno de los artilleros al mando de las baterías. "Estamos listos para abrir fuego en cuanto dé la orden."

Grim asintió con calma, tomando un momento para observar una última vez los informes tácticos en su monitor. Sabía que si la artillería no lograba romper las líneas enemigas, el resto del ataque estaría condenado al fracaso. Pero confiaba en sus hombres, en sus tanques, y en la precisión de los Ala-Y, que sobrevolaban la zona listos para atacar.

—"Comenzamos," ordenó con firmeza. "Todas las baterías, fuego a discreción. Que empiece el bombardeo."

El rugido de los cañones fue ensordecedor. Desde las murallas de la Fortaleza Nova, las piezas de artillería pesada dispararon al unísono, vomitando proyectiles masivos hacia el centro de la formación de droides. Las explosiones iluminaron el campo, lanzando fragmentos de metal y escombros por el aire. Los proyectiles impactaron con precisión en el corazón de las líneas enemigas, desintegrando columnas enteras de droides de combate, mientras sus partes metálicas volaban en todas direcciones.

Al mismo tiempo, los escuadrones de Ala-Y comenzaron su incursión. Los pilotos, entrenados para realizar ataques de precisión en las condiciones más adversas, descendieron en picado sobre las posiciones enemigas. Misiles y bombas cayeron sobre los droides, causando una destrucción masiva. Las explosiones sacudieron el campo de batalla, creando enormes cráteres que fragmentaban aún más la cohesión de las fuerzas mecanizadas. Los Ala-Y rugieron en el aire, completando su paso en oleadas sucesivas, lanzando todo su arsenal sobre las fuerzas de los droides.

Grim observaba desde su posición de mando, con los impactos del bombardeo reverberando en la distancia. Era el momento adecuado.

—"¡A todas las unidades! ¡Adelante!" gritó a través del canal de comunicación. "La 4ta División Blindada Centuriana, avancen en formación y rompan su maldita línea. ¡Que nuestros Baneblade los reduzcan a chatarra!"

Los motores de los Baneblade rugieron mientras los enormes tanques se ponían en marcha. Estas bestias de acero avanzaban como una ola imparable, sus gruesos blindajes repeliendo cualquier disparo de los droides que intentaban frenar su avance. Las enormes torretas giraron, y los cañones de batalla de los Baneblade abrieron fuego. Cada disparo era una explosión que sacudía el suelo, pulverizando filas de droides y creando agujeros en el centro de su formación.

Grim lideraba el avance desde su propio Baneblade, un coloso con un cañón principal que podía reducir edificios a polvo. Al unísono, los tanques dispararon una y otra vez, dejando un rastro de destrucción a su paso. La precisión de los artilleros dentro de los Baneblade era letal. Los proyectiles penetraban las filas de droides, haciendo que estallaran en una lluvia de metal fundido.

—"¡Mantengan la formación cerrada!" rugió Grim, viendo cómo los droides comenzaban a reagruparse en el flanco derecho. "Que los tanques ligeros los flanqueen y los barran."