La nave de transporte aterrizó suavemente en el puerto espacial de la Tierra, su casco cubierto de cicatrices de batalla, como si hubiera sobrevivido a múltiples escaramuzas en el frente. Era solo una más entre las muchas que llegaban cada día desde los sistemas en conflicto, transportando suministros, tropas y recursos a la capital. Pero esta nave en particular llevaba algo más.
En su interior, escondidos en compartimentos blindados, se encontraban los droides asesinos sigilosos. Eran unidades especialmente diseñadas para misiones de infiltración y eliminación, invisibles para la mayoría de los sistemas de detección y programados con precisión quirúrgica para llevar a cabo su objetivo: eliminar al presidente Tadeus y al jefe de guarnición Eryndor.
Con la precisión de una máquina, la nave fue descargada sin levantar sospechas. La tripulación humana, cansada después de semanas en el frente, no prestó atención a los compartimentos ocultos ni a las sombras que se movían entre ellos. Una vez que todos los procedimientos de aterrizaje se completaron, los droides se activaron en silencio.
En la penumbra de la bodega de carga, los droides asesinos emergieron de sus compartimientos como espectros de metal y programación. Sus formas esbeltas y pulidas se movían con una fluidez que desmentía la naturaleza mecánica de sus cuerpos. Eran casi completamente negros, con armaduras especializadas que absorbían la luz y los hacían casi imposibles de detectar a simple vista. Equipados con tecnología de camuflaje activo, sus cuerpos podían distorsionar su entorno, fundiéndose con las sombras del puerto espacial.
Uno por uno, los droides descendieron de la nave, moviéndose con una precisión meticulosa. No emitían sonidos, ni siquiera el zumbido característico de los droides ordinarios. Habían sido programados para este tipo de operaciones desde su creación, para atacar sin advertencia ni misericordia. Sin ser detectados por los sistemas de seguridad, avanzaron por los muelles del puerto, eludiendo a los trabajadores, a los guardias, y a los escáneres.
La nave había aterrizado en una sección secundaria del puerto espacial, donde el control era menos estricto debido al constante flujo de naves militares. Esto había sido cuidadosamente planeado, sabiendo que la atención se centraría en las operaciones más críticas del frente y no en los detalles de cada nave que llegaba.
Con una coordinación perfecta, los droides se deslizaron hacia las calles de la ciudad. Utilizando rutas predeterminadas, evitaron puntos de vigilancia y zonas altamente patrulladas. A través de las sombras, entre callejones y zonas de construcción abandonadas, avanzaron hacia su objetivo. El presidente Tadeus y el jefe de guarnición Eryndor ni siquiera sabían que la amenaza había llegado.
En cuestión de minutos, se habían infiltrado en el corazón de la capital, acercándose más a sus objetivos con cada paso silencioso. Las luces de la ciudad se reflejaban vagamente en sus superficies, pero para cualquiera que mirara, solo serían pequeñas perturbaciones en la oscuridad.
El presidente Tadeus se encontraba sentado en su oficina personal, una espaciosa habitación adornada con símbolos de la Federación Humana. Su vista se centraba en el holomapa proyectado frente a él, donde los diversos sistemas estelares ocupaban la pantalla tridimensional con precisión holográfica. La luz azulada del mapa iluminaba su rostro con una suavidad que contrastaba con la dureza de su expresión. El peso de la guerra era una carga que no había dejado de sentir desde el primer día de la declaración de guerra.
A medida que manipulaba los controles, diferentes mundos y sectores se iluminaban en el mapa. Los planetas en rojo indicaban las zonas activas de combate, donde la Confederación de Comercio había lanzado sus ofensivas y las tropas humanas luchaban con todas sus fuerzas para repeler a los ejércitos de droides. Los planetas en verde mostraban aquellos que estaban fuera de peligro inmediato, aunque nadie estaba completamente a salvo en estos tiempos. Sin embargo, lo que más preocupaba a Tadeus eran los sistemas en amarillo, los que estaban bajo la amenaza inminente de una invasión.
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...