En el puente de mando del Defiant, la atmósfera era tensa. Dormund sabía que el siguiente paso sería crucial, no solo para la estabilidad militar, sino también política de todo el sector. El reciente triunfo sobre la ofensiva del Covenant, después de meses de batalla constante, había dado un respiro temporal, pero la sombra del sacrificio de Altalick y la destrucción de gran parte de la 1ra Flota Lunar pesaba enormemente en sus pensamientos. Ahora era el momento de enfrentar una llamada que traería consigo más desafíos: su conversación con el presidente Tadeus.
Dormund se situó ante la gran holopantalla que dominaba el puente. Sus oficiales más cercanos se mantuvieron en silencio mientras la pantalla holográfica cobraba vida, proyectando la imagen del presidente Tadeus. El líder del Consejo y de toda la Federación Lunar apareció imponente, su rostro serio y calculador. A su alrededor, varios consejeros y oficiales observaban con expresiones solemnes. Dormund sabía que no sería fácil entregar la noticia de la muerte de Altalick, uno de los miembros más influyentes del Consejo.
-Admirante Dormund -comenzó Tadeus, su voz resonante llenando el puente-. Hemos estado siguiendo de cerca la situación en el frente sur. Sabemos que han luchado valientemente contra las fuerzas del Covenant y que han sufrido grandes bajas. Sin embargo, antes de que continúen, quiero que me expliques la situación actual. ¿Cuál es el estado de las fuerzas en el sistema Platón? ¿Es seguro por el momento?
Dormund asintió lentamente, consciente de la necesidad de proporcionar claridad antes de pasar a los asuntos más delicados.
-Señor, tras meses de guerra de desgaste y varias batallas decisivas, hemos logrado detener temporalmente la ofensiva del Covenant en el sistema Platón. La destrucción de su flota principal en el sector sur nos ha permitido liberar la presión sobre las defensas de Platón, y ahora estamos en una posición más sólida para fortificar el sistema. Las fuerzas enemigas que aún permanecen están desorganizadas y en retirada. Sin embargo, debo ser claro: aunque esta es una victoria importante, el Covenant no está derrotado. Esta es solo una pausa en su ofensiva, no el final.
Tadeus entrecerró los ojos, evaluando las palabras de Dormund.
-¿Cuánto tiempo crees que tenemos antes de que el Covenant intente otra incursión? -preguntó, su tono impasible pero con una clara preocupación oculta detrás de su mirada.
Dormund tomó aire y lo soltó lentamente antes de responder.
-Con los recursos que les hemos destruido y su desorganización actual, estimo que tenemos algunas semanas, quizás un par de meses, antes de que se reorganicen para un nuevo ataque. Pero no debemos subestimarlos, señor. Usarán ese tiempo para fortalecerse y buscar un punto débil en nuestras defensas. Lo crucial ahora es aprovechar esta ventana para reforzar nuestras posiciones y reabastecer nuestras flotas.
Tadeus asintió lentamente, aceptando la evaluación táctica de Dormund, pero el peso en sus ojos indicaba que sabía que había más en la conversación que solo el parte militar.
-Dormund, sé que hay algo más que debes decirme. Algo grave, lo noto en tu tono -dijo, su voz endureciéndose-. No soy un hombre que disfruta de rodeos. Dime, ¿qué ha ocurrido?
El almirante asintió, sabiendo que no podía retrasar más la noticia. Tomó aire una vez más antes de hablar.
-Señor presidente, hay algo que no es fácil de decir -comenzó Dormund, su voz cargada de gravedad-. Durante la batalla, perdimos a uno de nuestros mejores líderes. El Gobernador Altalick... ha muerto. Cayó en combate, sacrificándose para destruir el grueso de la flota enemiga que había llegado por sorpresa. Gracias a su acto, logramos evitar lo que podría haber sido una masacre total de nuestras fuerzas. Sin embargo, su pérdida es devastadora para nosotros, tanto militar como políticamente.
El silencio en la sala fue ensordecedor. Tadeus cerró los ojos brevemente, procesando la información. La muerte de Altalick no solo significaba la pérdida de un gran estratega, sino de un pilar fundamental del Consejo. Su muerte no solo afectaría a las flotas, sino también a la estabilidad política de las bases lunares.
-Altalick... -murmuró Tadeus, claramente afectado-. Sabía que era un hombre de sacrificios, pero no esperaba perderlo tan pronto, no de esta manera. Su muerte dejará un vacío... un vacío que el Consejo sentirá profundamente.
Los consejeros detrás de Tadeus comenzaron a murmurar entre ellos, preocupados por las implicaciones políticas de esta noticia. Dormund podía sentir cómo el ambiente en la sala se volvía tenso.
-Admirante, ¿entiendes lo que esto significa? -preguntó Tadeus, sus ojos clavados en Dormund-. No solo has perdido a un valioso aliado en el campo de batalla, sino que nosotros hemos perdido a uno de los miembros más importantes del Consejo. Altalick era un pilar de autoridad y estabilidad para las flotas lunares. Su muerte abre la puerta a una posible crisis de liderazgo.
Dormund mantuvo la calma, sabiendo que el siguiente punto que Tadeus traería a colación era uno de los más difíciles.
-Almirante Dormund -dijo Tadeus, su tono volviéndose más frío y formal-. Con Altalick muerto, las fuerzas lunares podrían entrar en desorden. Ya sabíamos que había oficiales que le eran leales solo a él, no al Consejo. Esto podría desencadenar una fragmentación, tal vez incluso una rebelión entre los almirantes más cercanos a Altalick. ¿Qué sugieres que hagamos para evitar una crisis mayor?
Dormund sabía que la situación era frágil. Si no se manejaba bien, la muerte de Altalick podría desestabilizar no solo el frente militar, sino todo el sistema político lunar. Con los almirantes lunares luchando por el poder, el frente sur podría colapsar antes de que se reorganizaran.
-Señor, entiendo la gravedad de la situación -respondió Dormund con voz firme-. Lo primero que debemos hacer es convocar una reunión de emergencia del Consejo para decidir quién asumirá el mando de las flotas lunares. Necesitamos establecer una cadena de mando clara antes de que los rumores y la incertidumbre se propaguen entre las fuerzas. Los almirantes Sevick y Grell están listos para asumir el liderazgo interino de la 1ra Flota Lunar hasta que el Consejo nombre a un sucesor oficial.
Tadeus reflexionó un momento antes de hablar.
-Convocaré una reunión de emergencia -dijo finalmente-. Los consejeros deberán debatir quién será el siguiente en el mando. Esta es una cuestión delicada, pero no podemos permitir que la muerte de Altalick desencadene una crisis interna. Necesitamos alguien que pueda asumir el liderazgo de las flotas lunares y mantener la estabilidad. Alguien que sea capaz de ganar la lealtad de los oficiales lunares.
-Estoy de acuerdo -respondió Dormund-. Debemos actuar con rapidez. No podemos permitir que las fuerzas del Covenant detecten cualquier tipo de debilidad en nuestras filas. Debemos mantener una fachada de fuerza y unidad en todo momento.
Tadeus asintió, con una mezcla de resignación y determinación en su expresión.
-Muy bien, almirante Dormund. Estaré en contacto contigo tan pronto como el Consejo haya tomado una decisión. Hasta entonces, mantén el frente sur asegurado y prepara las fuerzas para cualquier posible incursión enemiga. Y una vez más... gracias por todo lo que has hecho. La victoria en Platón no será olvidada.
Dormund asintió, y la pantalla se apagó, dejando al almirante solo en el puente del Defiant, sabiendo que aunque habían ganado una batalla, la guerra interna apenas comenzaba.
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...