Relatos de guerra #5

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Combate Aéreo en los Cráteres de Hellas:

El piloto Marc Lorne se encontraba en la cabina de su Ala-Y, revisando los controles antes de la salida. La luz roja del hangar se reflejaba en el vidrio de su casco mientras escuchaba las instrucciones finales de su escuadrón. A su alrededor, los mecánicos y técnicos daban las últimas revisiones a las naves, asegurándose de que todo estuviera en perfecto estado. Las órdenes llegaron a través del comunicador, y la rampa del hangar comenzó a abrirse, revelando la vastedad del espacio exterior y el desolado paisaje de Marte bajo ellos.

"Escuadrón Bravo, a sus posiciones. Vamos a limpiar el cielo y luego a dejar caer esas bombas en los cráteres de Hellas," ordenó la voz del comandante a través del comunicador.

Marc respiró hondo, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. Las luces del hangar cambiaron de rojo a verde, y uno a uno, los Ala-Y comenzaron a despegar. La sensación de aceleración era intensa, pero Marc estaba acostumbrado. Su Ala-Y se elevó, y en segundos estaba en el vacío del espacio, donde la gravedad artificial dentro de la cabina le permitía concentrarse únicamente en los controles.

A su alrededor, los cazas Ala-X tomaron formación, cubriendo los flancos y protegiendo a los bombarderos más vulnerables. Marc podía ver cómo las estrellas brillaban en la distancia mientras el grupo se dirigía hacia el objetivo.

"Fuerzas enemigas detectadas. Prepárense para el enfrentamiento," anunció el comandante.

Los sistemas de su Ala-Y emitieron una serie de pitidos cuando las primeras unidades aéreas tecnofanáticas aparecieron en sus sensores. Marc apretó los mandos y ajustó el escudo de su nave, preparándose para la embestida. Las maniobras evasivas comenzaron casi de inmediato, los cazas Ala-X se dispersaron, y el cielo marciano se llenó de estelas de fuego mientras las naves intercambiaban disparos.

Marc mantuvo la calma, concentrándose en mantener su trayectoria hacia los cráteres de Hellas, donde los titanes tecnofanáticos avanzaban implacables. Los Ala-X a su alrededor realizaban giros y maniobras para interceptar los ataques enemigos, permitiendo que los Ala-Y continuaran su misión de bombardeo.

"Bravo-3, en posición. Iniciando descenso," anunció Marc por el comunicador mientras se acercaba al punto de bombardeo.

Los cráteres de Hellas se extendían ante él, llenos de los imponentes titanes enemigos que se movían como colosos de metal y fuego. Marc ajustó su curso y comenzó a descender, la mira de su bombardero alineándose con el objetivo.

"Soltando cargas en 3... 2... 1... ¡Ahora!"

Las bombas de protones cayeron, arrojadas desde las bahías del Ala-Y con precisión letal. Las explosiones resonaron a través de la superficie marciana, levantando columnas de polvo y fuego mientras las bombas impactaban contra los titanes. Tres de ellos fueron inutilizados, sus sistemas colapsando bajo el poder destructivo de los proyectiles.

Pero el fuego enemigo era intenso. Los tecnofanáticos respondieron con una andanada de disparos antiaéreos, llenando el cielo de energía mortífera. Marc maniobró su Ala-Y con habilidad, esquivando los ataques mientras los Ala-X continuaban cubriéndolo, derribando a los interceptores enemigos que intentaban alcanzarlo.

"Bravo-3, misión cumplida. Retirada en curso," dijo Marc, sintiendo un momento de alivio. Pero el trabajo aún no estaba terminado. La misión fue un éxito, pero ahora debía regresar al portanaves en una sola pieza, mientras el cielo sobre Hellas seguía siendo un campo de batalla caótico.

El Sargento de la 4ta División Solar:

El sargento Adrian Kael se encontraba agachado tras una roca, con el rifle de plasma firmemente sujeto en sus manos. A su alrededor, el desierto marciano era un caos de fuego y metal. Las posiciones de la 4ta División Solar estaban siendo flanqueadas por una fuerza tecnofanática que había logrado infiltrar sus líneas. El pelotón de Kael estaba en el corazón del combate, y la situación se tornaba desesperada.

"¡Mantengan la línea! ¡No retrocedan!" gritó Kael, su voz ronca de tanto gritar órdenes

Sus hombres respondieron con disparos concentrados, pero la oleada de tecnofanáticos seguía avanzando, implacable. Las balas y el plasma volaban por el aire, y los gritos de dolor de los caídos se mezclaban con el estruendo de la batalla. Kael sabía que estaban en una situación crítica; si los tecnofanáticos rompían la línea aquí, toda la posición defensiva colapsaría.

Los tecnofanáticos atacaban con una ferocidad inhumana, sus cuerpos modificados absorbían el daño mientras se lanzaban sobre las posiciones aliadas. Kael vio a uno de sus soldados ser alcanzado por un disparo en el pecho, y luego otro fue derribado por una explosión cercana. La línea estaba tambaleándose, y Kael sabía que necesitaban refuerzos urgentemente.

"¡Kael a mando central! ¡Necesitamos refuerzos en mi posición, estamos siendo flanqueados!" gritó por el comunicador, su voz llena de urgencia.

Mientras esperaba la respuesta, Kael se movió entre sus hombres, disparando con precisión y lanzando granadas de plasma hacia el enemigo. Cada segundo contaba, y sabía que cada baja que sufrían hacía más difícil mantener la posición. Vio a un tecnofanático acercarse peligrosamente, pero antes de que pudiera reaccionar, una ráfaga de plasma lo hizo estallar en pedazos.

"¡Resistan! ¡No caigan ahora!" gritó Kael, aunque sabía que estaba pidiendo lo imposible. Sus hombres estaban cayendo uno por uno, y pronto se encontró con solo la mitad de su pelotón, luchando desesperadamente por mantener la línea.

Justo cuando todo parecía perdido, el sonido de motores rugiendo llenó el aire. Los refuerzos habían llegado. Una nueva unidad de la 4ta División Solar se desplegó, atacando a los tecnofanáticos desde el flanco y obligándolos a retroceder. Kael sintió una ola de alivio, pero también de tristeza por los hombres que había perdido.

Con los refuerzos, lograron asegurar la posición, y los tecnofanáticos restantes fueron exterminados o se retiraron. Cuando la batalla terminó, Kael se sentó en el suelo, agotado y cubierto de polvo marciano. A su alrededor, los cuerpos de sus hombres yacían en el suelo, y sabía que, aunque habían ganado, el costo había sido alto.

La Emboscada de la 8va División Blindada Solar:

El capitán Marcus Volst lideraba la 8va División Blindada Solar, una unidad de élite conocida por su poder de fuego y resistencia. Pero en esta ocasión, estaban atrapados en una emboscada brutal. Los tecnofanáticos, utilizando tácticas guerrilleras, habían atacado en el sector este, sorprendiendo a la 8va División en un terreno rocoso y difícil.

"¡Nos están atacando por todos lados!" gritó Volst mientras su tanque se sacudía bajo el impacto de una explosión cercana.

Los tecnofanáticos habían salido de túneles ocultos y de entre las rocas, lanzando proyectiles y disparando armas pesadas contra los tanques solares. Volst vio cómo uno de sus tanques explotaba en una bola de fuego, atrapando a su tripulación en su interior. El caos reinaba en la unidad, pero el capitán sabía que no podían permitir que el pánico se apoderara de ellos.

"¡Formación defensiva! ¡No dejen que nos rodeen!" ordenó, su voz firme.

Los tanques comenzaron a replegarse y reorganizarse, formando un círculo defensivo. Las torretas giraban y disparaban con precisión, derribando a los tecnofanáticos que se acercaban demasiado. A pesar de las pérdidas iniciales, la 8va División Blindada comenzó a responder con la ferocidad que los caracterizaba.

Volst observó cómo los tecnofanáticos utilizaban lanzaderas portátiles para disparar proyectiles antitanque, pero sus hombres respondieron con una andanada de fuego concentrado, destruyendo las posiciones enemigas. Los mechas ligeros que acompañaban a la división avanzaron para despejar el terreno, utilizando su velocidad y agilidad para atacar los flancos enemigos.

El capitán sabía que estaban en una situación crítica, pero confiaba en el entrenamiento y la disciplina de su unidad. Poco a poco, comenzaron a recuperar el control del campo de batalla, avanzando y destruyendo a los tecnofanáticos que intentaban retirarse.

Después de una hora de combate encarnizado, la 8va División había logrado salir de la emboscada. Las fuerzas tecnofanáticas fueron destruidas o obligadas a huir hacia sus túneles subterráneos. Volst observó el campo de batalla, donde los restos de los tanques y las unidades enemigas se mezclaban con los cuerpos de sus propios hombres.

"Buen trabajo, muchachos. Hemos aguantado el golpe," dijo Volst.

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