El despacho del Gobernador Modem Vass, situado en la capital fortificada de Ryloth, estaba sumido en una penumbra inquietante. Fuera, el sol se estaba poniendo, proyectando sombras largas a través de las ventanas blindadas. El ambiente en la sala era tenso, cargado con la expectación de malas noticias. El gobernador Vass, un hombre de mediana edad con facciones curtidas por los años de gobernanza, se encontraba de pie, mirando el vasto horizonte montañoso, como si esperara respuestas que nunca llegarían.
Un oficial de comunicaciones entró apresuradamente, interrumpiendo el silencio. Su expresión revelaba la gravedad de lo que estaba a punto de decir. Vass no se giró inmediatamente, pero algo en la forma en que su cuerpo se tensó indicaba que estaba preparado para lo peor.
—Gobernador Vass —dijo el oficial, haciendo una breve reverencia antes de hablar—, acabamos de recibir los informes de los acontecimientos recientes. Las noticias son… devastadoras.
Vass respiró profundamente y finalmente se giró para enfrentar al oficial.
—Adelante, oficial. Dime todo.
El oficial tragó saliva y empezó a leer de una tableta de datos.
—La colonia minera de Treynak ha sido completamente invadida y tomada por la Confederación. Hemos perdido toda comunicación con el puerto espacial y, al parecer, las tropas de tierra han sido aniquiladas. Según los últimos informes que recibimos antes de la caída, las fuerzas enemigas utilizaron droides B1 y B2, apoyados por unidades de blindados y bombarderos. Los soldados y civiles de Treynak… no sobrevivieron.
El rostro de Vass permaneció imperturbable, pero el ligero apretón de sus puños tras su espalda revelaba su ira contenida. Había depositado grandes esperanzas en la capacidad de la guarnición de Treynak para resistir, pero sabía que la Confederación de Comercio no perdonaba errores. La pérdida de la colonia significaba no solo la caída de un punto estratégico clave, sino también la desaparición de una fuente crucial de recursos para el esfuerzo de guerra.
El oficial, con un titubeo en su voz, continuó.
—Pero eso no es lo peor, gobernador. También hemos recibido informes de la batalla espacial. La 2da Flota de Ryloth, bajo el mando del Almirante Rhaegis, ha sido… destruida.
Vass dio un paso hacia el oficial, sus ojos estrechándose ligeramente. El oficial tragó saliva antes de proseguir.
—El almirante Rhaegis ha muerto en combate. El Justicia de Ryloth, junto con la mayoría de los destructores Venator, Aclamator y Consular, han sido aniquilados por el enemigo. El Malevolencia fue la pieza central de la ofensiva de la Confederación, y su cañón de iones devastó nuestras fuerzas antes de que tuvieran la oportunidad de retirarse. Las comunicaciones fueron completamente deshabilitadas antes de que pudieran reorganizarse.
El gobernador cerró los ojos por un momento, como si quisiera absorber toda la información de golpe. Rhaegis había sido un comandante competente, uno de los mejores estrategas de Ryloth en el sistema de Ryloth. Perderlo no solo significaba un golpe militar, sino también la pérdida de un aliado cercano y una figura de confianza en medio de la crisis.
—¿Y qué hay del resto de la flota? —preguntó Vass, con voz firme pero teñida de pesar.
—Solo el 20% de las naves lograron regresar. El resto… —el oficial hizo una pausa—, fueron destruidas o capturadas. Las naves supervivientes están en condiciones críticas y no están operativas en su mayoría. Las bajas son abrumadoras.
El silencio en la sala fue absoluto. El gobernador se giró nuevamente hacia la ventana, observando las sombras que se alargaban sobre el paisaje árido de Ryloth. La desesperación era palpable, pero Vass no era un hombre que se permitiera mostrar debilidad. Sabía que la gente en el palacio, y en todo el planeta, dependía de él para mantener la calma, la fuerza y la determinación.
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...