El sol se ponía lentamente sobre el horizonte de Arganis, un mundo alejado del frente de batalla, pero crucial para la FederaciónHumana. Este planeta era conocido como uno de los centros de entrenamiento militar más grandes de toda la galaxia. Las enormes instalaciones militares cubrían vastas extensiones de terreno, desde campos de tiro hasta complejos de simulación de combate. En este lugar, miles de jóvenes soldados y cadetes se preparaban día y noche para la inevitable llamada al servicio en las líneas del frente, donde la Confederación de Comercio, el Covenant, y otras fuerzas hostiles amenazaban la paz de la FederaciónHumana.
En uno de los barracones, un grupo de cadetes acababa de regresar de un largo día de entrenamiento. Sus trajes aún tenían manchas de polvo y el olor del sudor impregnaba el aire. Algunos se desplomaron sobre sus literas, agotados, mientras otros se reunían en pequeños grupos para hablar y liberar la tensión del día.
Cadete Jalen, un joven de cabello oscuro y ojos afilados, dejó caer su casco sobre su litera y se pasó una mano por la cara, tratando de despejar el cansancio. Miró a su alrededor y vio que varios de sus compañeros de clase estaban reunidos alrededor de una mesa en la esquina del barracón, discutiendo en voz baja. Curioso, se acercó y escuchó lo que decían.
—"No puedo dejar de pensar en el frente," —dijo Cadete Varrik, un chico robusto con una cicatriz que cruzaba su ceja—. "Todo lo que escuchamos es sobre planetas cayendo bajo el ataque de la Confederación. ¿Sabéis cuántos sistemas han invadido en los últimos meses? Y luego está ese jodido Covenant... Dicen que arrasan todo a su paso. ¡No puedo evitar pensar que no estamos listos para todo esto!"
Un murmullo de acuerdo recorrió el grupo. La guerra era una sombra constante sobre todos ellos. La mayoría de los cadetes de la academia eran jóvenes, apenas mayores de 18 años, pero todos compartían la misma incertidumbre sobre lo que les deparaba el futuro.
Cadete Nira, una chica de rostro serio y el cabello corto, frunció el ceño mientras limpiaba su rifle de entrenamiento. Su tono fue menos ansioso, pero igualmente reflexivo.
—"Lo que me preocupa," —intervino Nira, sin apartar la vista de su arma—, "es que nos están entrenando para morir. ¿Has visto los informes? Naves destruidas, planetas quemados... Dicen que la Confederación tiene droides que no sienten miedo, que no dudan. Nosotros... somos solo carne de cañón, un reemplazo tras otro."
El silencio cayó sobre el grupo mientras todos reflexionaban sobre esas palabras. La guerra no era una gloriosa aventura, sino una sentencia de incertidumbre. Cada uno de ellos sabía que, tarde o temprano, serían llamados al servicio activo, y el destino era una moneda en el aire.
Jalen decidió intervenir, tomando asiento junto a ellos y rompiendo la tensión con un comentario.
—"No todos aquí están desesperados por evitar el frente," —dijo, su tono más ligero, pero no menos serio—. "Yo personalmente no puedo esperar a estar allí. ¿Por qué nos entrenamos tan duro si no es para poner en práctica lo que hemos aprendido?"
Cadete Rylo, un joven de complexión más delgada y cara pálida, rodó los ojos y se cruzó de brazos.
—"Claro, Jalen, tú siempre has sido uno de esos fanáticos de la acción. Pero yo no tengo ningún deseo de ser vaporizado por un cañón de un Munificent, o ser cortado en pedazos por un droide comando. Si pudiera reprobar este curso y quedarme aquí, lo haría. No es cobardía, es sentido común."
El comentario provocó algunas risas tensas entre los cadetes, pero también una respuesta rápida.
—"¡Reprobar no es una opción!" —interrumpió Cadete Trask, un tipo alto y atlético, con la mandíbula cuadrada y una actitud desafiante—. "Estamos aquí por una razón. Si quieres reprobar, estás en el lugar equivocado. Todos sabemos lo que está en juego. Ya no es solo la Confederación. Está el Covenant, los piratas, los insurgentes en los mundos exteriores... Todos quieren destruir lo que hemos construido."
Nira dejó de limpiar su arma y miró a Trask directamente.
—"No es tan simple, Trask. Algunos de nosotros no estamos tan convencidos de que morir en el frente sea lo más glorioso. Yo quiero luchar, pero también quiero volver a casa. Hay una diferencia entre ser valiente y ser imprudente."
La discusión se intensificó. Los ánimos comenzaron a calentarse. Algunos, como Jalen y Trask, estaban ansiosos por probarse a sí mismos en el campo de batalla, para demostrar que todo el entrenamiento no había sido en vano. Otros, como Rylo, temían lo que venía, sabiendo que la guerra era impredecible y brutal, y que la gloria era efímera en comparación con el alto costo en vidas.
El tono de la conversación subió hasta que Cadete Asha, la líder de escuadrón, intervino. Era una cadete respetada, siempre calmada y firme en su manera de liderar. Su voz tranquila cortó el aire con autoridad.
—"Basta ya. Todos tenemos miedos, y todos tenemos razones diferentes para estar aquí. Pero discutir sobre quién está más preparado o quién es más valiente no nos llevará a ninguna parte. La verdad es que ninguno de nosotros sabe lo que pasará una vez que estemos allí. Lo único que podemos hacer es estar listos."
El silencio llenó el espacio nuevamente. Asha tenía razón. La guerra no perdonaba, y no había manera de escapar de ella si el destino los llevaba al frente.
Jalen suspiró, aliviando la tensión en sus hombros.
—"Asha tiene razón," —dijo con un tono más conciliador—. "Discutir no cambiará nada. Si llega el día en que estemos en el frente, lo enfrentaremos juntos. Al final del día, somos un equipo."
Los cadetes se miraron unos a otros, asintiendo lentamente. Sabían que la guerra era una bestia imparable, y que tarde o temprano estarían en sus garras. Pero también sabían que la unidad era lo único que les daría una oportunidad de sobrevivir.
Las luces del barracón comenzaron a atenuarse, señal de que la hora de dormir había llegado. Poco a poco, los cadetes se retiraron a sus literas, algunos en silencio, otros intercambiando palabras de aliento.
Mientras las luces se apagaban por completo y la oscuridad llenaba la habitación, Jalen se quedó mirando el techo, con sus pensamientos girando en torno a la incertidumbre del futuro. Por más que intentara calmarse, la realidad de la guerra era imposible de ignorar. No importaba cuán lejos estuvieran del frente ahora; tarde o temprano, les llegaría el turno de luchar.
Y, cuando llegara ese momento, ninguno de ellos podría escapar de su destino.
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El Ascenso De La Humanidad
Science FictionDespués de que el mundo pasara por una terrible pandemia global la cual acabó con decenas de miles de vidas de todas las clases sociales y no solo eso si no que también el daño que dejó fue a a tal grado que dejó a decenas de países en quiebra. Las...