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cap 513 & 514

Capitulo 513
Tim and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day

Escuela Secundaria Shelton, Shelton, Washington.

Tim estaba teniendo un día terrible, horrible, pésimo, muy malo. No solo había discutido con su pareja a primera hora del día, sino que además se había equivocado objetivamente. El camión que conducía en realidad no formaba parte de su tapadera; había pertenecido a su padre biológico, William Todd, y se lo había dejado después de que su padre falleciera a causa de un cáncer de próstata. Así que en realidad significaba algo para él a un nivel muy personal.

Por eso, se mostró bastante reactivo en lo que respecta a la venerable pieza de acero e ingenio de Detroit. A pesar de que tenía... personalidad, siempre creyó que le serviría sin importar lo que le hiciera pasar en un día cualquiera.

Esa creencia había perdurado hasta ese mismo día, cuando el camión en el que siempre había depositado su fe se había estropeado por completo. Con un estruendo resonante y un golpe sordo desgarrador, la transmisión se desprendió de la parte inferior del chasis y el motor hizo volar el capó contra la ventana mientras hacía todo lo posible por batir el récord olímpico de salto de altura. Tim, o mejor dicho, Jason Todd, estaba completamente destrozado.

No sólo eso, sino que la red de transporte público en Shelton estaba muy atrasada y no había cerca una parada que le permitiera tomar el autobús para ir a la escuela. Por lo tanto, tuvo que caminar un poco más de cinco millas para llegar allí. Ahora bien, cinco millas no eran más que un breve paseo para un segador como él, pero como estaba encubierto, tenía que mantener el nivel de una persona promedio. Y para una persona promedio, cinco millas era un largo, largo camino.

Una cosa habría sido que su tapadera hubiera sido el Ejército o la Infantería de Marina, pero en cambio tendría antecedentes en la Marina de los EE. UU. Así que no solo tenía que fingir que tenía la aptitud física de una persona promedio, sino que esa persona promedio tenía que ser un veterano de la Marina, ninguno de los cuales era precisamente conocido por sus tiempos de carrera de larga distancia.

Tampoco lo eran los profesores de gimnasia de secundaria. La mayoría de ellos eran deportistas de secundaria que habían ido a la universidad con becas deportivas y soñaban con triunfar en las Grandes Ligas, pero la dura realidad los aplastó con su frágil flor idealizada. Así, amargados y frustrados, regresaron a sus días de gloria como fracasados para “alimentar” a la próxima generación.

En resumen, Tim llegó a su lugar de trabajo media hora después de que sonara el timbre para el primer período. Fue un comienzo poco ideal para su carrera ficticia, a diferencia de su "esposa", Siobhan, que había llegado horas antes gracias a la diferencia entre el horario de la escuela secundaria y el de un juzgado.

En el aparcamiento lo esperaba una anciana flaca y de rostro amargado cuya boca parecía la de alguien que siempre había bebido una cucharada de ácido cítrico concentrado puro. Llevaba el pelo cortado al estilo tradicional de los hombres (corto a los lados y en la parte posterior, y de tres a cuatro pulgadas de largo en la parte superior, peinado con raya al 70% y 30%) no quemado. Iba en un carrito de golf y llevaba una tablilla sujetapapeles, patrullando el aparcamiento y los terrenos de la escuela para atrapar a los estudiantes que llegaban tarde o se marchaban temprano.

Afortunadamente, Tim no parecía en absoluto un estudiante.

“¿Quién eres y qué haces aquí?”, preguntó la anciana en tono combativo. “¡No recuerdo que fueras uno de los padres de nuestra escuela, así que no deberías estar aquí!”

"¡Vaya, vaya, vaya!" respondió Tim, levantando las manos en un gesto de apaciguamiento. "Soy el nuevo profesor de gimnasia, Tim Roberts. Mi camioneta se averió a un par de millas de aquí y tuve que caminar el resto del camino, así que llego un poco tarde."