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cap 579 y 580

Capitulo 579
Knock, Knock, Knockin’ on Heaven’s Door

Como dijo Murphy, todo lo que puede salir mal, saldrá mal, y en el peor momento posible. Apenas horas después de que Aron recibiera su informe semanal sobre el aumento de la tasa de criminalidad, comenzó un evento que cambiaría su postura sobre los restos.

Antigua Somalia.

Sahro Hassan estaba sentado en un banco a un lado de una calle de Mogadiscio, con vistas al océano. La calle en sí estaba muy limpia, teniendo en cuenta los muchos conflictos que había atravesado la capital del país. Había atravesado guerras entre señores de la guerra, grupos piratas, ataques terroristas y disturbios, todo ello en la memoria del joven.

Pero ahora, todos los rastros de destrucción se habían desvanecido y la ciudad estaba, al menos en la superficie, en paz.

“Esos eran los buenos tiempos”, suspiró, recordando su juventud. Había vivido como un príncipe en los tiempos difíciles de Somalia, ya que su padre no sólo era un señor de la guerra, sino también un miembro de alto rango del grupo terrorista Al-Shabaab.

Esos primeros años habían moldeado su personalidad, fomentando una interpretación extremista del Islam que, mediante citas muy retorcidas y sacadas de contexto, justificaba las atrocidades del grupo. Por eso, a sus ojos, él era el verdadero dueño de Somalia, ahora que su padre y sus hombres habían sido capturados o asesinados por el imperio.

Después de que el imperio tomó el poder, se quedó solo con una casa y algunas otras cosas que estaban a su nombre. Los imperiales habían confiscado todo lo demás; por lo tanto, gracias a su creencia religiosa corrupta y al resentimiento persistente por la captura de su padre, adoptó una postura muy dura contra la unión al imperio junto a su madre.

A pesar de eso, su vida podría haber sido considerada muy buena, gracias a las cosas que tenía, tanto visibles como ocultas. Pero entonces llegó el día del juicio final y destruyó algunas de sus cosas más preciadas, avivando las llamas de su odio hacia el imperio inspirado por los celos. A eso se suma que su madre había enfermado y le había dicho directamente que quería convertirse en una ereje para poder recibir tratamiento.

Sin embargo, debido a sus inclinaciones tradicionales, él era el jefe de la familia ahora que su padre había fallecido. Por lo tanto, prohibió estrictamente a su madre unirse al imperio, ya que, para él, eso sería una traición a todo lo que su padre y su “religión” defendían. Si ella moría, moriría, y él la consideraría solo una más de una larga, larga lista de mártires y recibiría su recompensa en el paraíso.

Mientras recordaba, notó que una pequeña lanzadera blanca con una cruz roja brillante pintada en el costado volaba sobre él. No era una vista poco común últimamente, pero esta le había llamado la atención porque volaba en dirección a su casa y disminuía la velocidad. Se giró y la observó mientras aterrizaba en el jardín delantero de su casa; luego, desembarcaron cuatro personas. Dos de ellas vestían batas blancas y guiaban una camilla flotante entre ellas, y las otras dos eran soldados de ARES con armadura completa, que actuaban como guardias del equipo médico.

Los dos con batas blancas entraron en su casa acompañados por uno de los guardias, mientras que el otro guardia se quedó de pie, tieso como un palo, frente a la puerta principal de la casa de Sahro. Y antes de que el joven pudiera reaccionar, el equipo médico salió del edificio con su madre en la camilla, con una máscara de oxígeno en el rostro.

El equipo médico y sus guardias subieron a bordo del transbordador, que despegó segundos después. Todo el proceso había sucedido tan rápido que Sahro no había podido reaccionar. Cuando llegó a su casa, se encontró de pie en silencio frente a la puerta principal abierta, con el cuerpo ligeramente tembloroso.