sistema tecnológico en la actualidad ( 399 - ??? )

cap 625 y 626

Capitulo 625
A Xenobotanist's Wet Dream

Pasó un mes y el escudo de maná rojo alrededor de Proxima Centauri b todavía estaba presente, tan fuerte como cuando se levantó por primera vez, si no más fuerte. El TFS Proxima había estado en una órbita polar alta prácticamente todo el tiempo, y parecía que el escudo había detectado sus sensores y se había fortalecido como resultado.

Pero si hubieran podido ver a través del escudo que los oscurecía, los miembros de la Fuerza de Tareas Próxima probablemente se habrían llevado una gran sorpresa. ¿Quién no se sorprendería si viera continentes surgiendo aparentemente de la nada?

Dicho esto, los continentes no habían sido creados de la nada. Más bien, era más como si las raíces que ocupaban el fondo del océano se hubieran retirado en su mayoría, bajando el nivel del agua y dejando al descubierto continentes que ya estaban allí, pero que habían sido inundados por el agua.

Y siguiendo la ley de las consecuencias no deseadas, las raíces retiradas se habían llevado la mayor parte del maná del agua. Pero como la energía, incluido el maná, no se podía crear ni destruir (salvo ciertos tipos de maná conceptual y esotérico que se especializaban en dar fuertes "que te jodan" a las leyes de la física), ese maná se había redistribuido de alguna manera por los nuevos continentes, equilibrando la densidad entre la tierra y el agua. Estaba en un nivel ligeramente inferior, por supuesto, pero todavía significativamente superior a la densidad de maná de la Tierra.

Otra sorpresa aguardaba al grupo de trabajo sobre los nuevos continentes. Uno podría pensar que cualquier masa de tierra sumergida en el ambiente hostil de cualquier océano de agua salada quedaría desprovista de toda vida arqueobacteriana, salvo la más resistente, y en la mayoría de los casos, estarían en lo cierto. Sin embargo, en Proxima Centauri b, los continentes recién descubiertos estaban atravesando un ciclo extremo de crecimiento de la vegetación, hasta el punto de que en tan solo unos pocos meses más no habría diferencia entre ellos y Nueva Australia.

El crecimiento fue enorme, tanto en tamaño como en escala. Estaban surgiendo frondosos bosques violetas que combinaban robles de kilómetros de altura, manzanos silvestres achaparrados, cipreses altos y esbeltos, manglares húmedos y turbios y abedules rectos en un todo cohesivo que nunca se vería en ningún otro lugar de la Tierra. Y todos ellos eran decenas de veces más grandes que sus contrapartes más prosaicas en el mundo natal de la humanidad.

(Nota del editor: los árboles y otras plantas mencionadas en este capítulo no son los árboles y plantas *reales* que se encuentran en la Tierra. En cambio, son similares. El agente y yo decidimos usar especies de plantas reales para que sea más fácil visualizarlas en lugar de hacer que todos ustedes lleven un registro de cosas que obviamente son extraterrestres. Como "la planta zeepflorp parecía un cristal fractal ramificado". Eso rápidamente se volvería demasiado para llevar un registro, por lo que usar más plantas "terrenales" simplemente tenía sentido).

Los xenobotánicos tendrían un día de campo absoluto cuando descubrieran los bosques mixtos.

Y en medio de lo que solía ser un océano mucho más grande había un "árbol" singular formado por raíces entrelazadas y retorcidas cuya copa rozaba el escudo de maná a más de cien kilómetros de la superficie del agua. Era prácticamente un supercontinente en sí mismo, y cada una de las cinco ramas principales crecía un tipo específico de árbol y su vegetación simbiótica acompañante sobre una masa de raíces retorcidas y tierra del fondo del océano que avergonzaría a la mayoría de los continentes de la Tierra, si se los comparara en tamaño.

La rama principal más baja albergaba vastas arboledas de manzanos silvestres. El suelo del bosque estaba cubierto de musgo y alrededor de los manzanos silvestres había arbustos de cornejo, arvejas y avellanos, cada uno de los cuales tenía sus propios acompañantes. Grandes y anchos helechos de todo tipo los rodeaban y una enorme cadena montañosa rocosa dividía la rama del tamaño de un continente prácticamente por la mitad, corriendo de noroeste a sureste.