Capítulo 35

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Pasaban unos minutos de las tres de la tarde. Mimi justo había terminado de lavar los platos, Ana se encontraba en el sofá haciendo la siesta con su hija menor, y el resto de sus hijos se encontraban en sus respectivas habitaciones haciendo deberes o jugando.

La rubia subió las escaleras hasta su cuarto, y cuando entró allí dentro abrió el armario de par en par. Tenía mucha ropa, muchísima, pero no había nada que le encajase al cien por cien para una ocasión como aquella, así que se decidió por tomarle prestadas un par de prendas a su mujer. Para su alegría, había conseguido bajar un par de kilos en los últimos meses, y aunque no era mucho, era lo suficiente para que le entrase la ropa de la canaria sin problema. Escogió unos vaqueros negros, mas básicos imposibles, y una blusa de seda del mismo color, pero con un tono elegante y se vistió. A continuación, se calzó sus botas negras, un imprescindible para el invierno y que usaba casi a diario, pues combinaban a la perfección con lo elegido. Y finalmente, cogió una chaqueta, también de Ana, de color negra y algo larga, y bajó con ella colgada del brazo hasta el salón.

- Me voy amor -susurró al oído de su mujer sin querer desvelarla, pero queriéndola informar de aquello para que supiese que había marchado y no le sorprendiese su ausencia al despertar.

- Adiós -balbuceó Ana, quien ciertamente ni se enteró de lo que le estaban diciendo, simplemente respondió automáticamente y volvió a cerrar los ojos sin hacer ninguna pregunta más.

Mimi dejó un beso en su frente tras escuchar aquello, acarició suavemente la cabecita de su hija menor, quién ni se había percatado de su presencia y seguía durmiendo plácidamente, y se dirigió a la entrada de la casa, donde cogió su bolso, su móvil y sus llaves, los imprescindibles para salir de casa. Salió, cerró la puerta con llave y caminó unos metros hasta llegar a su coche. Se subió a este y dejó sus cosas en el asiento del copiloto, introdujo la llave y arrancó.

Normalmente le gustaba poner música durante los trayectos en coche, por cortos que fuesen, pero esta vez prefirió estar sola con sus pensamientos. Le resultaba curioso el buen día que hacía, estaban a mediados de febrero, aún no habían ni celebrado el cumpleaños de Ana, pero ya se podía estar al sol sin chaqueta, lo cual agradecía. Aunque a decir verdad, no estaba del todo segura de si ese clima iba en concordancia con su estado de ánimo.

En apenas diez minutos, el coche de la rubia volvía a estar aparcado. Aquel era un lugar hostil, o cuanto menos extraño, era obvio que Mimi no se sentía del todo cómoda allí, y aunque no había nadie para verlo, su lenguaje corporal lo dejaba claro.

Dudó un par de minutos hasta que se decidió a abrir la puerta y pisar ese suelo de arena, propio de un parking público poco cuidado. Cogió su bolso y abrió el maletero de su coche para guardarlo allí dentro, no sin antes coger un papel doblado que llevaba en el interior del bolso. Además, cogió un ramo de flores que había dejado en el maletero unas horas atrás, eran todo rosas, de un color rojo muy oscuro, casi negro. Y una vez lo tuvo todo, la mujer cerró el coche y siguió su camino por aquel terreno arenoso.

Un silencio sepulcral inundaba el lugar, parecía que solo estaba ella, ella y sus sonoros pasos encima de la arena. Mimi cruzó una puerta de hierro, la cual yacía abierta, y continuó andando, era la primera vez que visitaba ese lugar, y no tenía aún muy claro a dónde debía dirigirse. Pronto empezó de leer nombres, y su intuición no falló ya que rápidamente encontró el que buscaba. Mimi paró en seco delante de la tumba en cuestión y la miró con algo de respeto, sabía que no sería algo fácil de hacer, iba conciencia de ello, pero el primer impacto fue más duro de lo que había podido imaginar. Era bonita, muy bonita, y muy grande. Y quizás era una tontería que fuera así, porque ella tampoco la iba ver, pero el hecho de que estuviera descansando en un lugar así, le dio algo más de paz, y también lo hizo el ver que había un ramo en su recuerdo.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora