Capítulo 61

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- Chicas, cuidado, que os vais a chocar con tanta tablet -les llamó la atención Laia a las niñas.

- Que no mamá, que estamos mirando un vídeo muy importante y ya la dejamos -respondió su hija sin quitar los ojos de la pantalla mientras seguía andando con su amiga.

- ¡Au! -exclamó Emma al chocarse de lado con una farola.

- Si es que os lo he dicho -les recriminó la madre quitándole a Xenia el aparato de las manos- ¿Estás bien Emma? -le preguntó a la otra niña con algo más de tacto.

- Sí, no me he hecho daño -le aseguró la morena, quien realmente ya estaba acostumbrada a darse golpes y apenas se inmutó.

- Mejor -comentó la mujer ya más tranquila mientras le acariciaba el hombro a la pequeña- Si es que no sé que necesidad tenéis de ir mirando vídeos en medio de la calle, ¿qué es eso que mirabais? -les preguntó a las niñas.

- Nada mamá, un vídeo -respondió su hija sin querer confesarle lo que estaban mirando.

- Ya, un vídeo... -la imitó la madre.

Aunque en aquellos momentos las dos niñas se creían más listas que nadie, sus madres siempre iban unos cuantos pasos más adelante que ellas. La mujer llevaba un buen rato viendo lo que andaban haciendo, y sabía de sobras lo que estaban viendo, nada malo, pero quería ver que respuesta le daban.

Emma y Xenia estaban ya completamente inmersas en su preadolescencia, y cómo era de esperar a esas edades, ya empezaban a ser bastante celosas con su intimidad. Laia lo había estado notando, y mucho, esa última semana, ya que había tenido a las dos niñas en casa, y por el momento, se lo tomaba con mucho humor.

- Creo que esa de allí es tu madre -le comentó a Emma al ver claramente a Mimi al final de la calle.

- Mamá -corrió la niña hacía la rubia, olvidando cualquier vergüenza propia de la edad, pues llevaba una semana sin verla y no podía contenerse de la emoción.

- Pero bueno, ¡menudo recibimiento! -comentó Mimi dándole un abrazo a su hija- ¿Qué tal estás? ¿Tan mal te han tratado como para echarme de menos? -bromeó cuando Laia y Xenia ya estaban a su lado y podían escucharla.

- Serás... -se quejó la mujer negando con la cabeza mientras le daba un abrazo a su amiga- Me parece que a Emma nos la vamos a quedar, ¿a que sí? -le preguntó a su hija.

- Ojalá -respondió la niña.

- De eso nada -negó la rubia siguiendo la broma- Emma se viene conmigo, ¿a que sí? -le preguntó a su hija poniéndola en un apuro.

- Bueno, pero primero me voy con la abuela, ¿eh? -le recordó a su madre, ya pensando que era capaz de haberse olvidado de su viaje.

Obviamente la niña tenía ganas de ver a su familia tras aquella semana, pero lo cierto es que a Inma la echaba muchísimo más de menos, pues hacía mucho más tiempo que no la veían. Además, que el plan que le habían propuesto sus madres de pasar una semana entera con ella a solas le parecía el mejor viaje que iba a hacer en su vida.

- Me acuerdo -respondió Mimi- pero ahora vamos a la playa, en eso habíamos quedado, ¿no? -les preguntó a todas.

- Ay rubia, me da a mí que necesitas un buen baño -bromeó la mujer mientras empezaba a andar al notar sus prisas para instalar su toalla en la arena.


🖤🖤🖤


- Nos vamos a bañar -dijeron las dos niñas antes de abandonar sus toallas.

- Vale, tened cuidado! -respondieron las madres a la par incorporándose para poder supervisar lo que hacían sus hijas en la orilla.

- Qué buena vida -bromeó Laia riendo al ver lo bien sincronizadas que estaban con aquello.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora