Capítulo 67

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- Te prometo que será nuestro secreto, Nai -le dijo Inés a su hermana después de que esta le respondiera a todas sus preguntas.

La pequeña era consciente de que la mayor había estado teniendo mucha paciencia con ella aquella noche, había sido sincera con ella y no le había ocultado nada. Así que decidió agradecérselo dándole su palabra, esa vez de verdad, sacó su dedo meñique y lo enganchó al de la mayor unos segundos para sellar su promesa.

- De verdad, ¿eh? -quiso asegurarse la chica, aunque era consciente de que no podía fiarse al cien por cien, pero había decidido asumir ese riesgo.

- Te lo juro por todos mis juguetes -respondió Inés- si se lo cuento a alguien te los puedes quedar todos, o mejor, los podemos donar a otros niños, como hacemos en Navidad -le propuso- Te quiero mucho -añadió dándole un beso en la mejilla y abrazándola con poco cuidado por el cuello.

- Yo también -sonrió Naira devolviéndole el abrazo- Venga, a dormir, o sino te van a reñir -le dijo a la menor, quién sin discutirlo ni un segundo se levantó de la cama de su hermana para dirigirse a su habitación. Esa tarde ya se había aprovechado suficiente de ella, y en esos momentos solo podía obedecerla.

- Buenas noches Nai, buenas noches Sofi -se despidió la pequeña antes de cerrar la puerta e irse.

Tras aquello, la morena se quedó mirando la puerta con una sonrisa con una sonrisa boba durante unos segundos. Era evidente que Inés era su debilidad, quizás por lo simpática que era, lo bien que se portaba o por lo mucho que se parecía a ella, a pesar de que ninguna de las dos se diese cuenta de ello. En cambio, la rubia cada vez le tenía más tirria a su hermana menor, pues cada vez estaba más unida a Naira, y se le hacía insoportable ver como la elegían antes que a ella.

- ¡Ala, estáis juntitas! -exclamó Inés al abrir la puerta de su cuarto y descubrir a Lola y Emma compartiendo un cuento en la cama de la rubia- ¡Yo también quiero! -dijo emocionada yendo corriendo hacia ellas.

- Tu no cabes -le dijo Lola sacándole la lengua e impidiéndole con su brazo que subiera a la cama con ellas.

Fue un gesto bastante borde por su parte, y obviamente disgustó a la pequeña, quien no comprendía que había hecho para merecer aquella contestación. Aún así, la rubia no era consciente de aquello, ella solo quería estar con Emma, a solas, como dos niñas mayores, y la presencia de Inés, le suponía un lastre en aquel momento de intimidad.

- Jo, pero yo quiero -se quejó la morena insistente mientras tiraba de la sábana- Soy pequeña y cabo dentro -dijo mientras trataba de subirse a la cama sin demasiado éxito, pues el cuerpo de su hermana le estaba bloqueando todo acceso.

- Lola, Inés tiene razón, sí que cabe -le dijo Emma a la rubia compadeciéndose de la menor y haciendo mover a su hermana para que la dejase subir- Y se dice quepo, Inés -corrigió el error que había hecho la pequeña.

- ¿Qué es quepo? -preguntó la niña mientras se acomodaba entre las dos siendo un poco bruta.

- Quepo es como se dice cabo bien, se dice yo quepo en la cama -le explicó la mayor mientras la rubia rodaba los ojos.

Para Lola, haber recuperado la amistad con su hermana no le impedía quejarse de ella a menudo, pues seguían habiendo muchas diferencias entre ellas. Sin duda alguna, lo que más detestaba de ella era cuando la corregía, ya que era bastante torpe con el lenguaje y se encallaba a menudo, y aunque en el fondo le ayudaba, se sentía un poco mal cuando le recalcaba tantos errores.

- No lo entiendo -negó la pequeña ignorando la lección que le estaba dando Emma- ¿Puedo dentro? -preguntó mientras levantaba un poco la sábana para taparse, antes de que les diera tiempo a darle una respuesta.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora