Capítulo 53

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- ¿Pasa algo? -les preguntó Sofía a ambas cuando salió de la peluquería, apenas dos minutos después de haber entrado, y se encontró a sus dos hermanas llorando.

- Sofi -dijo la pequeña yendo hacía su hermana y abrazándola.

- Vamos para casa, venga Lola -le dijo la rubia- No te preocupes, yo me encargo -le susurró a Cloe dándole las espaldas a la niña para que no la escuchase.

Era evidente que, a pesar de no saber exactamente lo que estaba pasando, se podía hacer una ligera idea de que le había sucedido a su hermana, y obviamente no dudó en ayudarla. Ponerse de los nervios con Lola no era muy difícil, y el estrés acumulado por otros pequeños temas habían hecho explotar a la chica, así que dejarle su propio espacio fue lo mejor que Sofía pudo hacer en aquel momento.

- ¿Que le pasa a Cloe? -le preguntó la niña a su hermana cuando empezaron a andar calle arriba.

- Nada -respondió la chica sin quererle dar ninguna explicación.

- Estaba llorando, la he hecho llorar yo, pero no sé porque -reconoció Lola, que ciertamente estaba bastante impactada por todo lo que había pasado- Yo no quería hacerla llorar, pero tenía miedo porque me ha gritado muy fuerte -le explicó a Sofía.

- Venga, ¿tú no querías chuches? -le preguntó- Pues entra, que te invito -improviso esquivando el tema aprovechando que, de regreso a casa, volvieron a pasar por delante de la tienda de golosinas.

La pequeña entró sin demasiadas ganas a la tienda y, una vez su hermana le había dicho el límite de dinero que podían gastar, cogió una cestita y sus pinzas para escoger las golosinas. Lo cierto era que poco le importaba darse un capricho en aquel momento, lo único que quería saber era como estaba su hermana y pedirle perdón, ya que no le había dado tiempo a hacerlo y le sabía mal, pero estaba claro que Sofía no le iba a ayudar en eso, así que se resigno.

- ¿Por qué te coges todas iguales? -le preguntó Sofía extrañada mientras veía la cesta llena de chuches de corazones.

- Estas son las que le gustan a Cloe -respondió Lola en señal de evidencia.

- Venga, pero cógete algo para ti -le pidió la chica pasando por alto el detalle que estaba teniendo su hermana.

- No, no me las merezco -negó la rubia.

- Pues déjame coger algo a mí -le pidió Sofía cogiendo la cesta y yendo a por sus golosinas favoritas.


🖤🖤🖤


- Perdóname Lola -le pidió disculpas Cloe bajo la atenta mirada de sus madres- No quería gritarte ni hablarte mal, pero lo he hecho y me he equivocado. Me he equivocado mucho, lo siento -le dijo la chica realmente afectada por todo aquello.

Habían pasado prácticamente tres horas desde que Sofía y Lola se habían marchado hacía casa dejando a Cloe sola, pero aún no habían hablado. La pequeña fue la primera en hablar a solas con sus madres, quienes lograron calmarla y tranquilizarla respecto aquello. Más tarde, cuando la mayor decidió volver a casa, se disculpó con sus madres, quienes realmente no estaban enfadadas, sino preocupadas.

- No pasa nada Cloe, te sigo queriendo -respondió la pequeña- Has perdido los nervios, ¿a que sí? Eso también le pasa a mamá y a mami a veces, pero ellas no se enfadan tanto. Sé que no es vuestra culpa, es mía porque me porto muy mal. Soy muy mala y tonta, porque no se portarme bien y siempre lo fastidio todo -dijo la niña completamente convencida de lo que estaba diciendo- ¿A que sí?

- No Lola -saltó Ana de inmediato para pararle los pies a su hija, pues obviamente no le gustaba nada lo que estaba diciendo.

- Es verdad -la cortó la niña- no pasa nada por ser diferente, ¿no? Yo no quiero ser mala, pero bueno ya me he acostumbrado -siguió.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora