Capítulo 34

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- Me voy arriba -comentó Mimi levantándose del sofá con su hija menor en brazos y ya con su mente pensando en meterse a la cama- ¿Os quedáis viendo la serie esta? -les preguntó a su mujer y a su hija mayor, que ya llevaban un buen rato enganchadas a la pantalla, al contrario que ella, quien llevaba un buen rato cambiando de aplicación a aplicación en su móvil.

- Sí -asintieron ambas sin echarle mucha cuenta a lo que decía, pues realmente estaban muy enganchadas a eso que estaban viendo y no querían ser interrumpidas.

Mimi, al percatarse de aquello, cogió el mando y, para sorpresa de ambas, paró la reproducción de la serie, ya que sabía que esa era la única forma en que iba a poder captar su atención- No tardéis mucho en iros a dormir, ¿eh? -les pidió, aunque no sabía cual de las dos le iba a hacer menos caso, pero se quedaba más tranquila si se lo decía.

- Que no -respondió Cloe algo molesta por la interrupción- Dame -le pidió a su madre mientras agarraba el mando de la tele, dispuesta a reanudar la serie lo más pronto posible.

- Mi niña linda, un besito de buenas noches -le dijo Ana a la pequeña Mimi, mientras se la comía a besos y abrazos y se despedía de ella hasta la mañana siguiente.

Normalmente, la menor de todas era de las que se iba más tarde a la cama, de hecho, el resto de pequeñas para aquel entonces, ya debían llevar más de hora y media dormidas. Pero Mimi aún era muy pequeña y rara vez dormía más de seis horas del tirón, así que las madres siempre apuraban lo máximo posible su hora de acostarse, más si al día siguiente no tenían que madrugar.

- ¿Qué pasa? -le preguntó Cloe a su madre, una vez la rubia se había retirado, al notar que había estado a punto de arrancar una frase, pero se había echado para atrás.

- Nada -negó Ana fingiendo no saber de lo que le hablaba, porque lógicamente, si había decidido no comentar nada sobre aquello era porque se lo había pensado mejor y creía que aún no era el momento de hablar con su hija.

- Me ibas a decir algo mami -le dijo la chica, dejándole claro que se había percatado de lo sucedido y que a ella no la iba a poder engañar.

- Nada, nada -negó nuevamente la canaria- Venga, pon esto -le pidió quitándole el mando de la televisión para darle ella misma el play, porque estaba claro que su hija no le iba a dar por sí misma.

Ninguna de las dos comentó nada más, y juntas siguieron disfrutando del capítulo que estaban viendo, pero ninguna olvidó lo que acababa de suceder, sobretodo Ana, quién aún dudaba de si había hecho lo correcto evitando tal conversación con su hija, porque en el fondo sabía que Cloe lo necesitaba.

- La vida es así hija. Nunca llueve a gusto de todos, ya habrá tiempo para estar todo el día juntas, ¿sí? -comentó Ana interrumpiendo mientras observaba a su hija, acurrucada al otro lado del sofá, y tapada con una manta.

- Tu cuando empezaste con mamá ya vivías con ella, así que no finjas que me comprendes, porque no lo entiendes ni lo vas a entender -respondió la chica bastante molesta por lo que le acababa de decir su madre, sin ni siquiera girarse para mirarla, y con los ojos clavados en la pantalla.

- ¿Y tu cómo sabes eso? -le preguntó la morena algo molesta, no porque lo supiese, sino por las formas que había usado para responderle. Así que aunque no era su intención, decidió pausar de nuevo la serie para aclarar las cosas con ella, ya que aquello no podía ni debía quedar de tal forma.

Al ver aquello, Cloe supo que no tenía escapatoria, y que la había cagado con tal respuesta, lo sabía perfectamente, pero ya era tarde para cambiarlo, así que decidió enfrentarse a la realidad y tratar de hablar con su madre, por muy complicado que le pudiese parecer.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora