- Pues nada, lunes otra vez, parece que siempre sea lunes -comentó una de las compañeras de trabajo de Mimi.
- Fíjate, hoy me apetecía que fuese lunes y todo -bromeó la rubia mientras dejaba sus cosas en la mesa de la sala de profesores.
Desde hacia ya algunos años sus semanas siempre empezaban así. Le gustaba empezar ese día con una hora para adelantar trabajo, con calma, con tranquilidad y sin niños, por eso mismo cada inicio de curso le rogaba a la jefa de estudios para que se la diese a ella. Era su momento de desperezarse, olvidarse de lo que hubiese estado haciendo ese fin de semana y organizarse lo que le tocase hacer a lo largo de esos cinco días.
- Vaya, ¿has tenido un fin de semana entretenido? -le preguntó la mujer sorprendida por el comentario, aunque realmente imaginaba que no sería nada importante, pues estaba bromeando sobre ello.
- Algo así, de los que hacía tiempo que no tenía -respondió Mimi sin querer dar mucho más detalle.
A la rubia siempre le había encantado hablar y presumir de hijas en su trabajo, como a todo el mundo. De hecho, de vez en cuando también comentaba con sus compañeras ciertos problemas que tenía en casa con las pequeñas, y no encontraba el problema en ello, pues a menudo se ayudaban entre ellas, pero con Sofía era distinto. La chica ya era mayor, y sus compañeras la conocían de sobras, así que su madre no veía demasiado bien hablar de ella cuando esta no estaba presente.
- Necesito desconectar un poco y la verdad es que no se me ocurre nada mejor que hacer que corregir estos ejercicios de mates -bromeó mientras cogía todas aquellas hojas de papel que había dejado olvidadas el viernes anterior.
- Haces bien -respondió la mujer- En nada empezaran las del AMPA a dar la lata con el festival de Navidad y ya no vamos a tener tiempo para hacer nada, solo para llenarnos las manos de purpurina -comentó rodando los ojos solo de imaginar la que se les venía encima, un año más.
- Siempre es Navidad -se quejó Mimi riendo imitando la frase que había dicho su compañera un par de minutos atrás.
- Buenos días -interrumpió la directora del colegio en la sala, algo que extrañó a ambas por igual.
Era su jefa, pero para nada les imponía, pues todas tenían una muy buena relación con ella. Aún así, cuando la vieron entrar por la puerta supieron que ocurría algo. Jamás la habían visto un lunes a las nueve de la mañana en el colegio, de hecho, aquella mujer a duras penas aparecía por la sala de profesores, y es que uno de los privilegios de ser la que mandaba era que podía escoger su propio horario.
- Buenos días -respondieron ambas casi al unísono.
- Míriam -llamó la señora a la rubia, dejando claro que el motivo de su visita era para hablar con ella, algo que inquieto aún más a Mimi.
- Dime -respondió la mujer confundida mientras se la miraba algo extrañada.
- ¿Qué tal estés? -le preguntó con un tono más amable de lo habitual, algo que, en lugar de relajar a la rubia, la puso aún más nerviosa.
- Bien, aquí estoy, justo iba a corregir unas actividades de los niños de segundo -respondió Mimi sin decir la verdad, pues realmente habría decenas de adjetivos para definir cómo estaba, pero bien no era ninguno de ellos.
- Me alegro -respondió la directora- ¿Podemos hablar en mi despacho? -le preguntó al darse cuenta que la mujer no estaba captando la indirecta de que quería tener una conversación en privado con ella.
- Sí, claro -asintió la rubia de inmediato y sin dudarlo ni un segundo.
Realmente estaba algo asustada, pues aunque pareciese raro, era la primera vez que su jefa la mandaba a su despacho. Durante aquellos largos segundos que anduvieron a la par hasta el despacho, a Mimi le pasaron miles de escenas por la cabeza. ¿Sus hijas tenían algo que ver en todo aquello? No tenía mucho sentido que fuese así, la mujer solo se encargaba de los asuntos de primaria, y sus hijas estaban en secundaria, así que aquello solo podía ir con ella.
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Once | WARMI
FanfictionSEGUNDA PARTE DE NUEVE Y MEDIO Tras superar el peor bache que se habían encontrado a lo largo de su relación, Mimi y Ana empiezan a vivir de nuevo sus vidas, junto a sus ochos hijos. Pero nada será tan fácil como esperaban, y es que a pesar de que l...