- Venga hija, si yo ya sé que te mueres de ganas de contarlo -insistió Mimi a la rubia.
- Que no mamá -se negó la chica sin ceder con aquello- Que lo de Bruno te lo conté porque era necesario que alguien hiciera algo, pero esto es una tontería -le explicó dejándole claro que si no lo hacía era porque no era necesario- Además, que no voy a traicionar la confianza de Emma, si no no me va a contar más cosas -añadió.
- Está bien -aceptó la mujer confiando en su hija, pues no tenía motivos para no hacerlo.
Ella había sido la responsable de que las madres se enterasen de lo ocurrido entre Bruno, Sara y Naira, y lo había hecho porque creía que estas debían intervenir, y así fue. Unos días atrás, cuando su hijo volvió solo y alterado de la casa de la chica, Mimi y Ana se ocuparon de hacerle ver lo equivocado que estaba. No le castigaron, ni mucho menos le dijeron lo que debía hacer, él debía encargarse de aquello, ellas tan solo le hicieron darse cuenta de que, si seguía así, iba a perder a su amiga.
- Pero entonces no te escaquees y ayúdame con esto -le pidió a Sofía para que dejase de excusarse y se acercase a ayudarla.
- ¿Hay que subir la mesa encima del escenario? -se preguntó la chica mirando la tarima sin tenerlas todas con ella.
- Por desgracia sí -respondió la madre- Se suponía que lo iban a dejar hecho, pero ya has visto, aquí nadie hace nada -se quejó con algo de razón, pues esta no era la primera sorpresa que se había encontrado aquella tarde en el colegio.
- Joder, pues ya te podrías haber traído a Bruno para que te demostrase sus dotes de macho que entrena cada día en el gimnasio -comentó Sofía con algo de tirria hacía este.
- Venga ya -rio Mimi inevitablemente, pues razón no le faltaba a su hija- Vamos, que la mesa es grande, pero no pesa mucho -la animó mientras se disponía a cogerla por un lado, esperando a que esta la imitase.
Y así fue. Aunque se lo pensó dos veces antes de alzar esa mesa, la rubia se las ingenió para subirla prácticamente ella sola allí arriba. Y para que mentir, se sintió bastante orgullosa de aquello.
- Oye mamá, y ahora que eres directora, ¿no necesitarías una ayudante a la que quieras darle una paguita? -se preguntó la chica nada más dejar la mesa en el suelo pensando en cómo podía sacar tajada de todo aquello.
- Vamos a ver Sofi, ni que te tuviera aquí explotada -le respondió la rubia negando- Además, que mucho dinero te damos ya tu madre y yo, no sé que haces con él -le recordó- Venga, dime, ¿qué es lo que quieres comprar? -le preguntó para valorar si podía dárselo o no- Pero sigue con lo de las sillas, si no no habrá nada -le advirtió.
- Pues es que las chicas quieren salir de fiesta la semana antes de empezar las clases -empezó Sofía mientras se encargaba de seguir dejando los trípticos encima de las butacas de la sala de actos- Ya sabes, a la discoteca -le aclaró con algo de reparo, sería su primera vez en un sitio así, y aunque sus madres no se lo habían prohibido en ningún momento, no sabía como podrían tomárselo- Pero es que la entrada cuesta veinte euros y solo tengo cinco -añadió.
- Válgame dios, ¿veinte euros? -se preguntó Mimi sorprendida- Ya te pueden dar barra libre a ese precio -comentó evitando dar aún alguna respuesta.
No era por el dinero, aunque ciertamente era bastante caro para una noche de fiesta, pero por una vez se lo podrían permitir. Lo que ocurría era que, lógicamente, la rubia no había hablado sobre aquello con su mujer, y no podía decir sin un previo acuerdo con ella.
- Pues no mamá, no nos dan nada -negó Sofía tomándose literalmente aquel comentario- Es para mayores de dieciséis, nosotras no podemos beber -le recordó.
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Once | WARMI
FanfictionSEGUNDA PARTE DE NUEVE Y MEDIO Tras superar el peor bache que se habían encontrado a lo largo de su relación, Mimi y Ana empiezan a vivir de nuevo sus vidas, junto a sus ochos hijos. Pero nada será tan fácil como esperaban, y es que a pesar de que l...