Capítulo 37

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- Oye, esas van a tu clase, ¿no? -le preguntó Alex a Bruno, uno de sus amigos.

Era uno de sus mejores amigos, por no decir el mejor. Se conocían prácticamente de toda la vida, y a pesar que desde que habían entrado en el instituto ya nunca habían vuelto a estar en la misma clase, habían conservado su amistad en todo momento. Desde el último verano, a ambos chicos les había dado muy fuerte con el deporte, como al resto de sus amigos, así que dedicaban gran parte de su tiempo libre a hacer todo tipo de ejercicio. Como aquella misma tarde, que habían pasado ya por el gimnasio, y en esos momentos se dirigían tranquilamente hacía el skate park, a las afueras de la ciudad.

- Sí, lo sabes de sobras -respondió Bruno sin entender a que venía ese comentario, pues era evidente que iba con segundas intenciones.

- Ya me jodería, a ese grupito no lo separan ni de coña, y a nosotros siempre nos ponen en clases separadas -se quejó el chico evadiendo la respuesta de su amigo y pretendiendo sacar otro tema de conversación- Joder, estas galletas están riquísimas, ¿eh? -comentó mientras saboreaba el paquete que habían comprado a la salida del gimnasio y que en esos momentos compartían.

- Supongo -respondió Bruno sin hacerle ningún caso a su amigo.

- Tío, ¿qué te pasa? Estás empanadísimo -rió Alex tomándoselo a broma y sin darle importancia a aquello. Bruno a menudo se quedaba embobado por cualquier cosa, así que no le extrañó.

- Sí, es que con tanto entreno ya no te puedo seguir el ritmo -se excusó el chico, aunque era obvio que era una excusa como cualquier otra. Y en ese momento, Alex entendió lo que estaba pasando.

- Es por tu hermana, ¿no? -se atrevió a preguntarle- Está en ese grupito, por eso te ha molestado lo que te he dicho -añadió.

- ¿Quién? ¿Naira? -preguntó como si no fuese obvio de quién estaban hablando- Eso parece, aunque la verdad es que a mí ya no me cuenta nada de esas tías -respondió Bruno sin querer darle más importancia a ese tema.

Ambos sabían que esas chicas, las más populares de su curso, no eran trigo limpio ni ejemplo de nada, mucho menos para una cría de catorce años recién cumplidos, pero la verdad es que esa era ya una conversación sin sentido. Naira llevaba ya casi un año juntándose con ellas, así que poco podían hacer esos chavales al respecto.

- No sé tío, a mi eso de que tu hermana sea amiga de las guays es algo que no me cuadra -comentó Alex con total sinceridad, eran muy buenos amigos y había la confianza suficiente para hacerlo.

- ¿Qué quieres decir con esto? -se preguntó Bruno prestando por primera vez atención a lo que estaba diciendo su amigo.

- Pues que no lo veo -insistió el chico- A ver, tu hermana mayor era normalita, de esas que caen bien, pero sin más. ¿No era muy popular, o sí? -le preguntó para confirmar.

- No, que va. Cloe siempre ha caído bien, pero la verdad es que es bastante borde, ella pasaba de todas estas cosas -le dio Bruno la razón.

- Pues lo que digo -asintió Alex- Y míranos a nosotros. No sé, tenemos amigos y nos llevamos guay con casi todo el mundo, pero estamos lejos de ser populares, y menos tu, con lo tímido que eres -añadió regalándole una pequeña pulla al chico.

- Nunca me ha interesado ser eso. No sé, con nuestro grupo me basta y me sobra -respondió el chico para nada ofendido con el comentario, sabía cómo era y le gustaba ser así, con lo que no le suponía ningún problema que se lo señalasen.

- ¿Lo ves? -insistió su amigo- En tu familia nadie ha sido el guay, ¿o te recuerdo como terminó tu hermana el año pasado? -le preguntó refrescándole la memoria y dejando claro los motivos por el que lo de Naira no le encajaba.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora