Capítulo 131

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- Sí, yo ya volvía para casa -respondió Naira aceptando continuar su paseo junto a Sara.

- Te acompaño -añadió la chica, empezando a andar calle arriba- ¿Cómo fue el otro día por el colegio de tu madre? ¿Ya sabes si vas a estudiar allí? -le preguntó tratando de sacar un tema de conversación y recordando algo que habían comentado la semana anterior en su casa.

- Pues es mejor de lo que me imaginaba -comentó Naira, quien acababa de entrar al despacho de su madre para acompañarla a dejar unas cosas- Es muy grande para ser para ti sola -añadió- Ahora aquí eres superpoderosa, ¿no? -bromeó ya imaginándose a su madre tomando decisiones sentada en esa cómoda silla.

Y es que lo cierto era que aquel era un despacho con todas las letras. No faltaban los cuadros un poco casposos colgados en las paredes junto a las fotos antiguas del colegio ni tampoco el montón de archivadores en las estanterías ni las hojas desordenadas encima de la mesa.

- Vete olvidándote de todo esto, porque se va a ir fuera -le anunció la madre.

Mimi siempre había odiado ese despacho, le transmitía de todo menos confianza, así que se había negado a aceptar que ese fuese su lugar de trabajo a partir de entonces. Desde hacía meses, ya había comunicado a todo el personal del colegio que nada más le dieran acceso a este, le iba a dar un buen lavado de cara, y justo eso era a lo que se disponía aquella mañana, un par de días después de que le hubiesen dado las llaves, pero primero debía arreglar otros asuntos.

- Venga, vamos hacia el otro edificio, que ya deben estar esperándonos -le dijo a su hija metiéndole prisas al ver que se había quedado embobada observando todo lo que había allí dentro.

- Así que vamos a estar cada una en un edificio distinto, ¿no? Separadas -comentó Naira un poco fastidiada por eso, pues lo cierto era que, por el momento, prefería estar lo más cerca posible de su madre.

- ¿Qué creías? -rió la madre al escucharla- Tus hermanas no hubiesen accedido a estudiar aquí de no ser así -bromeó- pero no te preocupes, te voy a tener bien controlada -añadió siguiendo la broma- No te preocupes, ¿vale? Cualquier cosa me avisas, ya ves que tardo menos de un minuto en llegar -siguió poniéndose un poco más seria, justo cuando ya llegaban a la puerta del otro edificio.

- Gracias -respondió la chica con una ligera sonrisa, aunque realmente tampoco estaba en sus planes interrumpir a su madre mientras estuviese trabajando.

- ¡Hola! -se escuchó la voz de Elena a lo lejos, quien andaba a paso ligero para reunirse con ellas- Justo a tiempo -comentó al darse cuenta de que madre e hija también acababan de llegar- Tú debes ser Naira, ¿no? -le preguntó a la chica, quién asintió tímidamente.

La mujer no tardó ni un par de segundos en darse cuenta del carácter de la morena, sorprendentemente distinto al de sus dos hermanas, y decidió actuar basándose en ello. Era totalmente normal que estuviese un poco cohibida ante un entorno nuevo para ella, así que se propuso que aquella mañana haría todo lo posible para que se dejase de sentir así.

- ¿Qué? ¿Te parece si vamos a ver las instalaciones? -añadió la profesora entusiasmada, mucho más que la propia chica- Tú puedes irte ya, que debes tener trabajo -se dirigió a la madre con una sonrisa cómplice. Ambas sabían que Naira prefería estar junto a la rubia, pero también sabía que lo mejor para ella sería que se afrontase a esa vergüenza pasajera que se había apoderado de ella.

- No sabes cuánto -respondió Mimi devolviéndole la sonrisa- Naira, nos vemos luego -añadió mirando a su hija confiada y dándole ese empujón que tanto necesitaba.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora