Capítulo 72

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- Buenos días -saludó Mimi a su hija cuando esta bajó a la cocina a desayunar.

- ¿No tenías que ir al médico? -preguntó Sofía extrañada al verla allí.

Según le había contado su madre, ese día se iba a levantar más pronto de lo habitual para ir a hacerse una analítica a primera hora y por tanto, no iba a poder llevar a sus hermanas al colegio, tal y como hacía a diario. Pero como Sofía estudiaba en el mismo centro donde trabajaba Mimi, ese día ella iba a poder dormir una hora más, ya que llegarían allí a la hora que empezaban las clases y no una hora antes.

- Ya he ido, me han atendido muy rápido -improvisó Mimi, pues todo aquello estaba perfectamente planeado, y por el momento, la rubia no le estaba dando la más mínima importancia a aquello, de hecho, le había alegrado el día el hecho de poder disfrutar de una hora más de sueño- Venga, comete el desayuno, que tampoco vamos sobradas de tiempo -añadió al ver que se quedaba sentada mirando embobada su bol de cereales.

- Tengo sueño -se quejó la chica frotándose los ojos con una mano y llevándose una cucharada de su desayuno a la boca.

- Anda, que esto de dormir más todavía te va a sentar mal -comentó Mimi, quien también estaba desayunando en la misma mesa.

- Qué graciosa -respondió Sofía irónica rodando los ojos.

Quizás en otro momento se hubiese unido a la broma, pero la chica se solía despertar con bastante mal humor, aunque para que mentir, últimamente no estaba nada receptiva, en ninguna hora del día. Y aunque a la madre le molestó la respuesta, prefirió pasarla por alto, ese no era el tema que le ocupaba hoy, y si empezaban el día con otra pelea tonta, no iba a conseguir nada de lo que se había propuesto.

- Ya estoy -comentó la hija levantándose de la mesa para dejar su plato en el fregadero- Voy arriba a cambiarme -añadió antes de desaparecer escaleras arriba.

En aquel momento, Mimi miró el reloj que presidía la cocina algo disgustada. Ya habían agotado bastantes minutos de aquella hora que se había reservado para pasar con su hija, y lo cierto era que no los había aprovechado para nada bien, así que decidió seguir a la chica hasta el piso de arriba.

- ¿Tienes Educación Física hoy? -le preguntó desde la puerta de la habitación, que ella misma había dejado abierta, al ver que ya vestía su chandal. Era una pregunta de respuesta obvia, y la madre sabía de sobras cuál era el día que le tocaba aquella asignatura a su hija, pero pensó que era una buena manera de iniciar una conversación.

- Pues como todos los miércoles -respondió la rubia levantando su mirada algo extrañada por el comentario- Voy a peinarme -dijo saliendo del cuarto y entrando al baño.

A la madre le daba hasta un poco de miedo lo mucho que se llegaba a parecer Sofía a ella. No era solo físicamente, sino toda su personalidad, hasta su forma de hacer las cosas era idéntica a la suya, la manera en que se hacía en aquellos momentos su coleta alta inclusive.

- ¿Y estas zapatillas? -se atrevió Mimi a preguntar cuándo corroboró que, efectivamente, todo aquello que le había contado la amiga de su hija era cierto.

- ¿Qué les pasa? Son mías -respondió la chica, quien aunque sabía a que venía el comentario, prefirió hacerse la tonta.

- Lo sé, pero quedamos con que te comprábamos unas nuevas y que estas las ibas a tirar -le recordó la madre haciéndose también un poco la ingenua para no destapar que sabía todo lo que había pasado con aquello- ¿Has visto cómo están? -añadió, pues era cierto que si que estaban para tirar.

- Pero es que en Educación Física tenemos que correr por el patio y no quiero que se me ensucien las nuevas -trató de justificarse la rubia, aunque en aquel momento ya se estaba sintiendo un poco acorralada por su madre y sabía que no iba a colar.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora