Capítulo 153

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- Ey, que nadie se está metiendo con él -frenó Naira un poco el tono de la conversación, pues ambas eran suficientemente inteligentes para saber cuando parar.

- Sí claro -rodó Emma los ojos indignada- vosotras -añadió tratando de no caer de nuevo en sus provocaciones.

Ella también sabía cuál era el papel de sus hermanas mayores, y por mucho que a veces la molestaban, sabía que debía aguantarse un poco. La morena también ejercía de hermana pequeña con ellas, y no podía negar que más de una vez ella también había tratado de tensar la cuerda para conseguir lo que quería.

- Oy, pero mírala, si es que está enamorada -comentó Sofía mientras se acercaba a la chica para acariciarle una de sus mejillas, algo que sabía perfectamente que esta detestaba, y mucho más cuando no estaba de humor.

- ¡Para! -exclamó Emma apartándose sin poder aguantar más- Iros ya, pesadas -les exigió sin darles más alternativa, a lo que las mayores accedieron, pues obviamente no querían que aquello escalase a una discusión.

- Te has pasado un poco, ¿eh? -le echó en cara Naira, quién venía vaticinando que aquello no iba a terminar bien. Su hermana menor tenía mucho carácter, así que tampoco era algo sorprendente que se hubiese enfadado con ellas.

- ¿Y esos gritos? -las increpó Ana, quién se las encontró en el pasillo de la planta superior, justo cuando estas ya salían de la habitación de su hermana.

- Nada mami, solo estábamos molestando a Emma -respondió Sofía sin esforzarse en inventarse una excusa para aquello, pues sabía que su madre se iba a enterar de lo sucedido de todas formas.

La menor era bien conocida por sus complicidades con Ana, así que todos sus hermanos sabían que en el momento que hicieran enfadarla, esta se lo iba a contar a su madre. Porque sí, Emma siempre había sido una chivata de manual y aquello no parecía haber cambiado nada con el paso del tiempo.

- ¿Solo? -respondió Ana sorprendida por la sinceridad de su hija- ¿Molestando a vuestra hermana? ¿Sin más? -insistió sin poderse creer que la pequeña hubiese dicho o hecho algo para provocar aquella situación, pues no tenía sentido.

- Es que queríamos enterarnos de una cosa, pero no hemos tenido suerte -admitió Naira dejándole las cosas más claras a su madre, al fin y al cabo todo había sido por una buena causa, y ella sí creía que la morena iba a poderlas comprender.

- ¿Ah sí? Pues cuenta -reaccionó de inmediato, Ana, ella también quería enterarse de aquello.

La mujer ya llevaba días con la mosca detrás de la oreja, de hecho, ya lo había comentado con las mellizas con anterioridad. Ana sabía que a Emma le ocurría algo con Jacobo, y aunque era obvio que no era nada malo, y sabía que no debía meterse, esta se moría de ganas de descubrirlo.

- No le digas nada, eh -le advirtió la rubia, pues sabía que su hermana era capaz de soltar todo lo que sabían para contentar a su madre.

- No puedo -respondió Naira excusándose con la ayuda del comentario de la otra.

- Bueno -aceptó Ana sin querer tirar más de la cuerda, pues no quería originar un conflicto real entre las mellizas y Emma- Pero ahora en serio, decidme, ¿está todo bien? -les preguntó a las chicas queriéndose asegurar que no había ocurrido nada preocupante.

- Perfectamente -asintió la morena siendo sincera, pues aunque su hermana no les quisiese contar como le iba con Jacobo, estaba claro que estaba mejor que nunca.

- Pueden irse -respondió la madre echándose a un lado del pasillo dejando que las chicas siguieran el camino de vuelta a su habitación.

- Pues para perfecto el infarto que le va a dar a mami cuando se entere de que Emma se ha echado al pijo ese de novio -vaciló Sofía cuando estuvieron dentro de la habitación, ya con la puerta cerrada, sin que nadie las pudiese escuchar.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora