Capítulo 130

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- Venga hija, con el calor que hace, aprovecha tú que puedes -trató la madre de animarla para que aceptase.

- Vale, voy a ir, pero primero tengo que desayunar y ducharme -respondió la chica, que realmente sí tenía ganas, pero le daba apuro, pues era obvio que la estaba invitando para quedar bien- Gracias por invitarme -le agradeció.

- ¿Te vas a duchar para ir a la piscina? -se burló su hermano al oír aquello.

- Bruno -le advirtió Ana al chico. Ella tampoco había entendido aquello, pero Naira no estaba con la moral como para aguantar esas bromas, así que no iba a permitir que empezara una discusión por algo tan estúpido.

Tras aquello, la cocina quedó en completo silencio, y nadie más se atrevió a sacar algún tipo de conversación. Poco a poco, los chicos fueron terminando y abandonando la cocina, hasta que Sara se quedó a solas con Ana. En un principio, la madre solo había bajado a por agua, pues estaba en horario laboral corrigiendo unos exámenes, pero no se quiso ir hasta que todos hubiesen terminado, pues no se quería perder nada.

- ¿Ya estás? -le preguntó Ana al verla acercarse con el plato al fregadero- No te preocupes -le dijo cogiéndole el plato- Ya lo limpiaré en otro momento. ¿Necesitas algo? -le preguntó al ver que no respondía, pues estaba demasiado callada para lo que era Sara.

- Ana, Naira está muy cambiada, ¿no? -comentó algo preocupada, pues no se le había pasado por alto nada de lo que había ocurrido en la cocina durante el desayuno.

- No sabes tú cuánto -respondió Ana tras un suspiro- y no solo físicamente, es otra persona. A bien lo digo, ¿eh? -le aclaró al notar que no lo estaba entendiendo del todo bien.

- Lo siento, es que no sabía nada de cómo le había ido en el intercambio. Algún comentario con Bruno, pero nada más. No quería agobiarle con estos temas, suficiente lo estábamos ya con el curso -le explicó Sara, que pensaba que tal vez le había podido fallar a su amigo en ese aspecto.

Sara había visto a una Naira muy apagada, tampoco la conocía en profundidad, pero estaba claro que no estaba bien y ni siquiera era capaz de esconderlo. Por eso mismo, estaba tan confundida, porque pensaba que llevaba más de un año estando de aquella manera, algo que le parecía extremadamente triste, pero nada más lejos de la realidad.

- No te preocupes cariño, tú no te tienes que ocupar de esto -le dejó Ana claro a la chica- Parece ser que todo esto de vivir en otro país le ha ido bien, si quiere ya te lo contará ella, aun así... No lo sé, la vuelta está siendo un poco complicada -le confesó- Gracias por invitarla, de verdad -le agradeció aprovechando ese momento donde nadie las escuchaba- Le irá bien salir, lleva aquí ya una semana y no ha salido apenas de casa. No quiero que esté sola, después de aquello se quedó sin amigas y claro está que no ha tenido oportunidad de hacer nuevas -le explicó a la chica.

La morena no quería victimizar a su hija, ni mucho menos, pero necesitaba ayudarla de algún modo. Era obvio que ella también la podía llevar a dar una vuelta o a la playa, pero no era lo mismo. Ella y Naira no eran amigas, por muy buena relación que tuviesen, y la chica necesitaba relacionarse con alguien de su edad y que no fuese de la familia.

- La he invitado porque quiero, no es ningún favor -le dejó Sara claro, aunque realmente aquello no era del todo cierto- Haré lo que esté en mi mano para que pasemos un buen rato, aunque no creo que sea muy difícil, todas tus hijas son un amor -le recordó la chica.


🖤 🖤 🖤


- Mira esta -le dijo Sara a Naira mientras le enseñaba una foto de hacía ya unos cuantos años en su móvil.

Ninguno de los presentes sabía muy bien cómo, pero una vez más, habían terminado mirando fotos de cuándo eran pequeños. Y es que, aquel par de amigos, por mucho que las veían, nunca se cansaban de recordar los momentos que habían vivido juntos.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora