Cuando cruzaron miradas por primera vez, ya a escasos metros la una de la otra, no se dijeron absolutamente nada, ni falta que les hizo hacerlo. En aquel momento, ambas empezaron a correr, tratando que su encuentro se produjera lo antes posible y creando una escena digna de película. Cuando la mujer pudo alcanzar a su hija, esta se la llevó contra su pecho en un abrazo, como no lo había dado nunca. Estaba completamente segura que jamás había agarrado a alguien tan fuerte, y deseaba con todas sus fuerzas no tener que volver a echar tanto de menos a ninguna de sus niñas.
En aquel momento, ya poco le importó derramar en medio del aeropuerto, a la vista de todo el mundo y delante de su hija, todas las lágrimas que llevaba tanto tiempo guardando en su intimidad. Y mientras las lágrimas de la mujer ya mojaban el pelo de la chica, Naira también rompía a llorar en un mar de lágrimas, cual recién nacido reclamando a su madre, quien por fin podía calmar su llano.
- Pero ¡qué guapa estás! -fue lo primero que dijo la madre cuando tras unos largos minutos su llanto cedió un poco y pudo pronunciar sus primeras palabras tras el reencuentro con su hija- ¡Y que alta! -añadió algo sorprendida. Y es que aunque pareciese un tópico, una adolescente podía cambiar físicamente por completo en apenas unos meses, y ese había sido exactamente el caso de la morena.
- Te he echado mucho de menos -balbuceó Naira, aún aferrada a su madre, mientras intentaba parar de llorar sin demasiado éxito.
- Yo más, te lo aseguro -respondió la madre mientras trataba de limpiarle las lágrimas de la cara a su hija.
- Que me quitas un ojo -rió Naira al ver las uñas larguísimas de la rubia peligrosamente cerca de sus ojos.
- Esa es mi niña -se unió Mimi orgullosa a las carcajadas de la chica.
Parecía que por fin había vuelto la Naira que algunos ya daban por desaparecida. Esa niña tímida, pero divertida; sensible, pero bromista. Su niña alegre, de sonrisa tímida, pero de carcajada fácil y abrazos discretos, pero sinceros. Y aunque muchos pudiesen pensar lo contrario, esa niña interior realmente jamás se había ido, aunque había estado muy bien escondida. Fue entonces, al escuchar las carcajadas de su hija resonar, cuando Mimi se dio cuenta de que, si esta vez hacía las cosas bien, iba a poder disfrutar de aquella niña toda su vida.
- ¿Ves? Mis quejas no las has echado tanto de menos, ¿eh? -comentó la morena aún con la sonrisa en la cara.
- Venga, ¿nos vamos para casa? -le preguntó pensando que ya no pintaban nada allí en medio.
- Por favor -respondió la chica a modo de suplica, pues a pesar del momento de felicidad máxima que acababa de vivir, seguía muy cansada y solo pensaba en dormir, ni que fuese un poco.
Así pues, y sin comentar mucho más, Mimi ayudó a Naira con su equipaje y ambas se dirigieron hacia el aparcamiento. Para la madre, era obvio que su hija estaba muy cansada, pues sus ojeras lo indicaban a la perfección. Así que entendió que no era el momento adecuado para atosigarla a preguntas insignificantes que no iba a poder responder con demasiada claridad.
🖤 🖤 🖤
- Mamá -rompió Naira el silencio cuando ya estaban dentro del coche, camino hacia casa.
- Sí -respondió la rubia sin quitar la mirada de la carretera- ¿Tienes calor? -trató de adivinar cuando ya encendía el aire acondicionado del vehículo.
Ya hacía días que empezaba a hacerse bastante evidente que el verano estaba a la vuelta de la esquina y esa mañana estaba siendo especialmente calurosa. Y realmente ella si estaba acalorada, así que poco le preocupaba la respuesta de su hija, pues necesitaba bajar la temperatura del coche sí o sí.
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Once | WARMI
FanfictionSEGUNDA PARTE DE NUEVE Y MEDIO Tras superar el peor bache que se habían encontrado a lo largo de su relación, Mimi y Ana empiezan a vivir de nuevo sus vidas, junto a sus ochos hijos. Pero nada será tan fácil como esperaban, y es que a pesar de que l...