Capítulo 21

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- Sí, claro, ahora subo a mi despacho y te lo mando al correo -le dijo Ana al profesor de la facultad con el que estaba hablando en mitad de los pasillos.

- Gracias Ana, no hay ninguna prisa, cuando tu puedas -le respondió este.

- Lo hago ahora, que si no se me olvida -admitió la morena que iba algo acelerada- Nos vemos -se despidió empezando a andar sin querer distraerse más.

Pero al parecer ese día era uno de esos en los que tardaba media hora en cruzar el pasillo principal de la facultad porque la paraban cada dos pasos, aunque esta vez no la pararon, pues fue ella quien paró de golpe al ver a su hija mayor allí.

- Cloe cielo, ¿qué haces aquí? ¿Tu no tienes clase? -le preguntó siendo mucho más cariñosa de lo habitual y con una sonrisa algo impostada. No fue casualidad, pues estaba junto a uno de sus alumnos y no quería dar ninguna mala imagen delante de este.

- Mami -respondió la chica algo nerviosa, no por la presencia de esta sino por otros asuntos.

- ¿Te estás saltando clase? -le preguntó bajando la voz solo para que le escuchase su hija.

- Un poco -confesó- pero es por una buena causa -se excusó.

- Como tu quieras -reaccionó Ana casi con indiferencia por aquello y evitando enfadarse, aunque debía admitir que aquello no le gustaba nada, pero Cloe ya no tenía edad para ese tipo de broncas- yo segundas matrículas no voy a pagar, y tu madre tampoco -le recordó dejándole claro que si suspendía iba a ser su responsabilidad.

- Ay mami, por una clase no pasa nada, en serio -replicó la chica rodando los ojos.

- Lo que tu quieras, me subo al despacho que tengo trabajo -se despidió sin querer demorarse más- ¡Que vaya bien el cumple! -añadió con una sonrisa sincera y guiñándole un ojo para que no se preocupase en exceso.

- ¡Wow! -exclamó el amigo de Cloe, que mas qué amigo suyo se llevaban porque era amigo de Lucía.

- No hace falta que comentes nada -le pidió algo borde, pues era evidente que esa situación había sido un tanto vergonzosa para la chica y prefería olvidar lo sucedido, pero el chico no podía estarse de decir algo al respecto.

- Menuda intensidad -comentó- No puedo imaginar lo que debe ser tener a Ana Guerra como madre, pero ¿quién no se salta clases en la Universidad? -se preguntó entre risas, pues aquello era los más normal del mundo entre los universitarios.

Cloe no pudo evitar reír al escucharlo, aunque quería hablar de otra cosa, le hacía mucha gracia escuchar a los alumnos de su madre hablar de ella, era una mezcla de orgullo y cotilleo con la que tenía una relación amor-odio, porque francamente a veces pasaba mucha vergüenza.

Saber que en la facultad adoraban a su madre y que tenía el título de "la mejor profesora de la carrera" siempre le sacaba una sonrisa, pero a veces sentía que su madre era una persona completamente distinta allí dentro, y no sabía si aquello terminaba de gustarle, porque sí, aunque no lo iba a reconocer, en parte tenía celos al ser consciente de que su madre tenía vida más allá de su familia.

- No te equivoques, ¿eh? -le respondió al chico- No me ha dicho nada, es mi responsabilidad, ya lo has oído, que por algo soy mayor de edad -dijo super orgullosa- y que quede claro que yo no voy a suspender nada.

- Bueno, aún te quedan todos los exámenes por hacer, no corras tanto -la advirtió él. Y es que al fin y al cabo suspender una asignatura tampoco era nada raro, además de ser algo bastante habitual en primer curso.

- Joder, ¿cuánto tarda, no? -comentó Cloe tratando de cambiar de tema, pero es que realmente la espera se estaba haciendo interminable.

- Las clases de este señor siempre se alargan -respondió el chico.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora