Capítulo 114

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Agotada, Ana se dejó caer encima de la cama nada más pisar el suelo de su habitación. Había sido un día largo, pero eso no era lo importante, hacía años que todos sus días eran así, y lo cierto era que ya le había cogido el gusto a aquellas jornadas maratonianas. En cambio, había algo a lo que aún no se había acostumbrado, y esperaba no tener que hacerlo nunca.

- ¿Cansada?-irrumpió Mimi en el cuarto, haciendo que por unos instantes su mujer dejase de pensar en aquello.

- Agotada -respondió la morena girando su cabeza para poder verla sin tener que levantarse de nuevo- Gracias por fregar los platos -le agradeció nuevamente.

- Solo lo he hecho porque es tu cumpleaños, no te acostumbres -le dejó claro Mimi entre risas, aunque aquello lo decía completamente en serio. Esa había sido la tarea de la canaria desde que empezaron a vivir juntas, y aunque la rubia no fuese una mujer de costumbres, aquello era algo totalmente inamovible.

- Gracias, ya decía yo que estaba siendo todo demasiado bonito -bromeó Ana mientras estiraba el brazo intentando convencer a su mujer de que se tumbase con ella.

- Uy -sospechó la rubia al ver ese gesto- A ti te pasa algo más a parte de estar cansada, ¿no? -adivinó mientras cogía asiento en la cama y dejaba en la mesita de noche un coche de juguete, el cuál había recogido en mitad del pasillo justo antes de llegar a la habitación.

- Algo así -bufó la morena.

Ni ella sabía exactamente que era aquello que le ocurría, aunque podía hacerse una ligera idea de quién estaba detrás de todo aquello. Obviamente, no había pasado nada en concreto para que estuviese dándole tantas vueltas a la cabeza a aquellas horas. A Ana le daba igual que su fiesta de cumpleaños hubiese sido sencilla e improvisada, porque había sido una celebración familiar y feliz, en excepción del pequeño gran detalle que era la ausencia de Naira en la mesa.

- Yo también la echo de menos -respondió la rubia sin necesidad de que su mujer le dijera en quién estaba pensando- Es normal hacerlo todos los días, pero más los días así -añadió mirando con lástima a Ana y sin saber muy bien que hacer o decir, pues sabía mejor que nadie que nada iba a poder hacer cambiar aquello.

- Noventa y seis -respondió la morena ante la cara de confusión de su mujer- Quedan noventa y seis días para que Naira vuelva -le aclaró Ana al darse cuenta que era la única loca que había empezado ya la cuenta atrás.

- Joder -bufó Mimi al escucharla- Visto así, es mucho más de lo que me imaginaba... -añadió sin ni siquiera pensar que aquello era lo completamente opuesto a dar ánimo, pero lo cierto fue que aquello le salió del alma.

- Bueno, depende con que lo compares -le dijo la morena tratando de animarla, pues sabía que si seguían así no iban a tardar mucho en abrir el grifo, y lo cierto era que esa noche no le apetecía pasársela llorando.

- Sht -le pidió Mimi un momento de silencio.

No tenía claro de si habían sido imaginaciones suyas, pero creía haber oído un ruido detrás de la puerta de la habitación, así que sin pensárselo decidió levantarse para averiguar que estaba sucediendo. Estaba casi segura de que aquello habría sido alguna de sus pequeñas haciendo de las suyas, así que solo necesitó abrir la puerta para comprobarlo.

- Uy -balbuceó Inés sorprendida cuando, sin esperárselo, la puerta de la habitación de sus madres se abrió y la rubia la pilló de lleno.

- Tenemos visita -alzó la mujer un poco la voz para que Ana pudiese escucharla- ¿Ha pasado algo? -le preguntó entonces a su hija- Hace ya un buen rato que te he dejado en tu cama -le recordó sabiendo ya que aquello era una simple trastada y que a la niña no le había pasado nada.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora