Capítulo 107

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- ¡Mamá! -exclamó Yasmin corriendo hacía su madre e ignorando por completo las indicaciones de su profesora de no alejarse de su lado sin permiso- Ya pensaba que no venías porque te habías olvidado de mi -confesó la pequeña dándole un fuerte abrazo a la mujer.

A Mimi no le extrañó para nada escuchar aquello en boca de su alumna, de hecho, era una frase muy recurrente entre sus niños, también para sus propias hijas. De hecho, supo que ese día iba a escuchar a Lola y a Inés decirle exactamente lo mismo, porque sí, a esas alturas ya sabía que iba a llegar tarde a su colegio.

- Por dios hija, ¿cómo me voy a olvidar de ti? -le respondió la madre llevándose las manos a la cabeza- Perdón, ¿eh? Se me ha liado la tarde en el trabajo y cuando me he querido dar cuenta ya no llegaba -se disculpó con la maestra, pues aunque sabía que no le iba a decir nada por aquello, y mucho menos a ella, quién nunca solía llegar tarde, le sabía mal haberla hecho esperar más de la cuenta.

- No te preocupes -negó Mimi sin problema, pues al fin y al cabo era su trabajo- ¿Todo bien? -le preguntó aprovechando la ocasión para hablar con ella, ni que fuesen unos segundos.

Para que mentir, a pesar de que ya habían pasado más de tres meses, la rubia seguía pensando en Paula. Sabía que lo de esta con sus hijas ya era algo perdido, al igual que sabía que debía olvidarse de ella, tal y como había hecho con Laura, pero conociendo su situación le resultaba prácticamente imposible.

- Todo bien -sonrió la mujer, quien evidentemente entendía por quién le estaba preguntando realmente Mimi, pero no le apetecía hablar de ello delante de su hija- Cariño, ¿quieres un bizcocho para merendar? -le preguntó entonces a la pequeña, quien asintió sin dudarlo- Toma, ve a comprárselo a los chicos -le dijo dándole unas monedas y señalándole donde debía ir. Era una simple mesa donde se habían colocado unos alumnos para recaudar algo de dinero para su viaje de fin de curso vendiendo meriendas, pero era suficiente para distraer a la niña un par de minutos- Paula está mejor, pero le está costando un poquito -le confesó a la rubia- Fíjate que nunca ha tenido muchos amigos, y en los últimos años se apoyó sólo en Sofía, pues se ha quedado sola -le explicó algo que era ya evidente para Mimi- Ella hace ver que no le importa, pero obviamente sé que sí. No sé que más puedo hacer por ella -admitió- le he pedido alguna vez que cuide de Yasmin para que se distraiga, pero me parece que para ella a veces es más un estorbo que una compañía -añadió con una ligera risa, aunque realmente no le hacía ni pizca de gracia.

- Ya... -asintió Mimi con mucha pena.

La verdad era que en esos momentos ya se estaba arrepintiendo de haber empezado aquella conversación, pues obviamente no le estaba gustando oír eso y mucho menos le estaba tranquilizando, pero al fin y al cabo esa era la realidad.

- ¿No crees que tal vez le iría bien un cambio de instituto? -le propuso la rubia lo primero que se le pasó por la cabeza- Ya para el próximo año, aprovechando que empezará el bachillerato, es un buen momento -opinó.

- No quiere -respondió su tía dejando claro por su cara que ya había tenido aquella conversación con ella- Se lo he propuesto más de una vez, yo creo que aquí estaría muy bien, pero a ella no le gustan estas cosas de uniformes, y estando Sofía aquí, pues menos -le explicó entendiendo a la perfección a su sobrina.

- Ya, ahora ya no -negó Mimi- pero hay otras opciones, siempre he escuchado hablar bien del instituto que hay en el centro -le sugirió sin darse por vencida, pues al fin y al cabo ya no tenía nada que perder.

- No será fácil convencerla, ya sabes eso que dicen, más vale malo conocido que bueno por conocer... -comentó la mujer- pero seguiré insistiendo créeme -añadió dándole su palabra a la rubia.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora