Capítulo 57

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- Espera, espera, espera -frenó Ana a su hija, pues iba demasiado deprisa para seguirla en sus explicaciones- Me he vuelto a perder -admitió- Explícamelo otra vez -le pidió- ¿Esta jugadora de la que me hablas de dónde es? Me has dicho que juega en el Madrid y antes estaba aquí, ¿no? -le preguntó creyendo que por lo menos aquello si lo había entendido.

- No -rió Naira al escuchar a su madre, y es que a pesar de que se podía hacer desesperante, pues ya iba por el tercer intento, la chica no perdía la esperanza de que finalmente lo iba a entender- Ella es de Madrid, y ahora juega aquí, pero nunca ha jugado en el Madrid -le aclaró nuevamente.

- Madre mía, que complicado hija. Parece que hay que sacarse un máster para entenderlo -se quejó Ana mientras trataba de procesar toda aquella información.

La morena jamás había sido de deporte, y mucho menos de futbol, de hecho, siempre lo había detestado, seguramente porque le traía malos recuerdos del patio de su colegio. Aún así, y a pesar de que aún no sabía de dónde le venía a su hija esa pasión por el fútbol, tanto ella como su mujer siempre la habían apoyado en aquello y habían hecho grandes esfuerzos para comprender cómo funcionaba aquel deporte.

- Entonces, tu que eres la experta, dime ¿crees que la van a renovar para una temporada más? -le preguntó a su hija siguiendo el hilo de la conversación que estaban teniendo.

- Pues claro, la van a renovar tres años mínimo -respondió Naira completamente seguro de ello- Eso es un montón, ¿eh mamá? -añadió al ver la cara de Ana, muy poco sorprendida.

- Pues pasan no sé si es tanto tiempo, tres años pasan muy rápido -le dijo la morena, que a esas alturas de la vida tres años le parecían un abrir y cerrar de ojos.

- Ya, puede ser, pero es que en el fútbol, y en el deporte en general, el tiempo se mide diferente -respondió la chica, que en parte entendía el punto de vista de Ana.

- ¿Y esta camiseta? -se preguntó la madre, que hasta ese momento no había reparado en aquello- ¿No te va un poco justa? -comentó mientras la estiraba por la parte de atrás hacía abajo y corroboraba que, efectivamente, ya no era de su talla.

- Bueno, aún la puedo llevar un tiempo más -trató de convencerla, a pesar de que ella era la primera que era consciente de aquello- Es que me gusta mucho -añadió dándole la razón por la cual aún no la había retirado de su armario.

- Sí que está bonita sí -asintió Ana mientras la observaba detenidamente- ¿Qué tal si compramos otra igual? No sé, que te vaya un poco grande, así ya la tienes para mucho tiempo -le propuso la madre.

Era lo más sensato, porque sí, por más que Naira fuese una adolescente y pudiese vestir como quisiese, ir con una camiseta de dos tallas menos no eran formas de ir. Además, que al fin y al cabo era una simple prenda de vestir, que estaba a claro que le iba a dar un grande y largo uso, al contrario de lo que solían hacer Cloe y Sofía, que acumulaban ropa a estrenar en el fondo de su armario.

- No hace falta, si ya tengo muchas, ¿no? -respondió Naira, quien sabía de sobras que aquello iba a ser un regalo, más que otra cosa- Pero tienes razón, esta es mejor que la retire ya, parece un top de esos que se pone Cloe más que una camiseta -bromeó pensando en lo ridícula que se debía ver con aquello puesto.

- Mira, si hasta Mimi sabe que tengo razón -comentó Ana al escuchar que la pequeña reía desde el carro, probablemente por cualquier otra cosa que nada tenía ver con Naira.


🖤🖤🖤


- Y ahora, ¿qué hacemos? -se preguntó Bruno una vez se había pegado el primer baño y estaba estirado en su toalla tomando el sol.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora