Capítulo 1

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- Es que me parece increíble Mimi -se quejó Ana entrando a la habitación tras discutir un buen rato con su hija mayor recién llegada de su viaje a Valencia.

Mimi se había limitado a escuchar como peleaban ambas, no tenía energía para meterse en ello, y poco se enteraba de lo que había ocurrido para que ambas estuvieran así. Prefería tomárselo con calma, ya que sabía que a la mañana siguiente todo se vería más claro y sería más fácil de solucionarlo.

- Bueno, ya está Ana -le pidió la rubia ya harta de escucharla mientras se metía en el baño, ya que no aguantaba más- Mañana ya lo hablamos con calma, pero no vas a ganar nada enfadándote ahora -trató de hacerle ver mientras hacía sus necesidades, y es que ni en esas la dejaba en paz, pero al fin y al cabo ella también le hacía lo mismo y ya estaba acostumbrada.

- No sé Mimi, te veo muy tranquila -respondió la morena mientras cogía a Mimi de su cuna para darle de comer, pues ya era su hora y ya empezaba a reclamarla- ¿Ves normal que se comporte así nuestra hija? -le preguntó muy indignada.

Y es que eso era lo que realmente sentía Ana, decepción, estaba muy decepcionada con su hija, puesto que obviamente no había estado a la altura de la situación. Y no era culpa de Cloe tampoco, simplemente su madre tenía demasiadas expectativas puestas en una relación que no era ni suya.

- Vale que no debería haber reaccionado así Ana -respondió Mimi mientras se lavaba las manos- pero nadie es perfecto, y nuestros hijos los primeros. Seguramente que haya una explicación a todo esto, pero si nos ponemos así la niña no nos va a contar nada -siguió ya saliendo del baño y yendo hacía la cama, donde su mujer ya le estaba dando el pecho a la pequeña- No se nos puede olvidar que tiene diecisiete años aún, es normal que les pasen estas cosas, son unas crías. Y tu Ana, no deberías entrometerte tanto, es su relación, y debes dejar que se las arreglen ellas solas -añadió sabiendo que eso le iba a doler, pero también sabiendo que alguien debía decírselo.

Ana se tragó su propia saliva al escuchar aquello, lo sabía de sobras, no estaba siendo justa, ni mucho menos, y que se lo señalara su mujer la avergonzaba un poco, porque estaba claro que esa noche ella también había perdido sus papeles.

En su momento le pareció una idea genial que la novia de su hija fuese alguien que conociese tan bien como su alumna predilecta, pero es que la morena quería tantísimo a esa chica, como a una hija más, que le dolía demasiado saber que estaba sufriendo por culpa de Cloe.

- ¿Y qué hago sí me llama la otra llorando? -la retó Ana queriendo dar entender que ella no se estaba entrometiendo, si no que ellas mismas la habían metido allí dentro- ¿Le cuelgo? -añadió.

- Ay Ana, a veces parece que le quieres buscar tres pies al gato -se quejó Mimi que odiaba que en ocasiones su mujer buscase tener la última palabra en todo- No digo eso, obviamente no debemos dejar a nadie de lado si nos pide ayuda, pero Cloe no nos ha pedido nada -le recordó- Solo es eso, que si ella no quiere hablar de eso respetémoslo, ya sabes como es. Además, que está todo muy reciente, déjale su tiempo.

- Pero en algún momento habrá qué hablar, por lo menos de lo que acaba de pasar, ¿no? -comentó la morena intentando sacar la puntilla de aquello de nuevo.

- Claro que sí mi amor, mañana hablamos lo que tu quieras -asintió la rubia sin querer darle más vueltas al asunto y dándole la razón- ¿Has visto mi pijama? -preguntó mientras seguía buscándolo por toda la habitación sin éxito alguno.

- Lo has tirado a lavar esta mañana -le recordó Ana, que en eso no era tan despistada como su mujer- Tienes que coger uno limpio del cajón -añadió mientras seguía con su pequeña en brazos y embobada observándola a ella y a la tranquilidad que transmitía.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora