Capítulo 43

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- ¡Buenos días! -apareció Adriana en la recepción de la hípica, como siempre puntual para recibir a Emma- Ahora sale tu hija Borja -le comentó a un hombre que estaba esperando mientras se acercaba a Mimi y a su alumna.

- ¡Buenos días! -la saludó la niña ya con ganas de empezar su entrenamiento.

- Buenos días Adriana -la saludó también la madre- Aquí te la dejo, que vaya bien, nos vemos luego. ¡Adiós! -se despidió rápidamente, como siempre.

La rubia siempre iba con el tiempo perfectamente calculado, y sabía que no podía perder ni un minuto si no quería ir retrasada durante todo el día. Así que cada sábado, en cuanto aparecía la profesora, ella se despedía e iba directa al supermercado. Tan solo tenía una hora para hacer la compra semanal, y aunque pudiese parecer mucho, comprar para once personas, por mucha lista que llevase una, no era tarea fácil.

- ¿Qué tal? -le preguntó la entrenadora a Emma.

- Bien -respondió la morena sin más, como siempre hacía.

- ¿Entramos? -le dijo empezando a andar hacía los vestuarios- Ahora vengo ¿vale? Que tengo que ir a dejar una cosas al despacho -comentó una vez llegaron al lugar.

Siempre necesitaba sus cincos minutos para cambiarse los zapatos, ponerse el casco y guardar su pequeña bolsa en uno de los armarios, como todos los niños. Y ese día no estaba sola, en uno de los bancos había otra niña, más o menos de su misma edad, haciendo exactamente lo mismo, pero a la inversa.

- ¡Hola! ¿Qué tal? -le preguntó a Emma mientras se acercaba a ella.

- Bien -respondió la morena muy tímida, pues no tenía contemplado interactuar con ella. De hecho, jamás había hablado con nadie que no fuese su profesora.

- ¿Y cómo te llamas? -se interesó- Yo Daniela, pero mejor me llamas Dani que me gusta más, ¿vale? -le dijo mientras se sentaba en el banco que había enfrente de Emma para poder seguir charlando mientras se calzaba.

- Emma -respondió escueta.

- Ah, pues te pega -opinó la niña- ¿Y qué haréis hoy? -le preguntó- Yo he estado practicando saltos y hemos hecho un circuito -le explicó.

- No lo sé -contestó la morena, pues realmente aún no se lo habían explicado, aunque de lo que estaba segura era de que no iba a hacer lo mismo que aquella niña, quién aparentemente tenía mucho nivel.

- Ah bueno, pues ahora te lo explicará Adri. A veces me riñe un poco porque me distraigo, pero es muy buena profe -comentó Daniela, que se esforzaba para seguir aquella conversación, costase lo que costase.

- Sí -asintió Emma.

- Tú eres un poco vergonzosa, ¿no? -dijo la niña, sin ningún tipo de maldad o mala intención, pero es que realmente se hacía muy evidente.

La morena alzó la vista para mirarla sin saber que responder a aquello y algo avergonzada, estaba claro que por mucho que lo intentara aún no era capaz de mantener una conversación normal con alguien de su edad, y eso la frustraba.

- No pasa nada -negó la niña- No te preocupes que ya hablo yo -le dijo con la mejor de las intenciones- Me gustan tus trenzas -comentó mientras se levantaba y no dudaba en acercarse a Emma y acariciarle el pelo- son muy bonitas.

- ¿Qué estamos de cháchara? -interrumpió Adriana la conversación- Venga Dani, recoge tus cosas de una vez que te están esperando fuera -le pidió a la niña algo molesta con su lentitud.

- Vale -respondió rodando los ojos y agarrando su bolsa para irse- ¡Adiós! -se despidió antes de salir del vestuario.

- ¿No te habrá dicho nada la niña? -le preguntó la entrenadora a Emma- Que esta tiene lengua muy suelta -comentó.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora