Capítulo 81

564 61 36
                                    

- Pues con este panorama se me quitan las ganas de volver a casa, te lo digo de verdad -esputó Bruno muy enfadado- No me jodas, venga ya -cortó a la chica antes de que pudiese pronunciar nada- ¿Me dices que me he pasado toda la tarde en la biblioteca estudiando para que ahora cuando llegue a casa estén todas peleadas? No me da la gana -se quejó.

Sara, quien le acababa de recoger de la biblioteca y le estaba contando todo lo sucedido aquella tarde con su hermana, no tenía la culpa de nada, ni mucho menos. Aún así, en aquellos momentos, le tocaba aguantar el mal humor de su amigo, aunque lo entendía y lo hacía con gusto. Él nunca hablaba así, ni se molestaba por nada, al contrario que ella, así que se lo debía, por todas las veces que le había aguantado sus tonterías.

- Lo siento -se compadeció su amiga, quien comprendía perfectamente su enfadó y le perdonó aquellas malas palabras y maneras.

- No lo entiendo, ¿eh? -siguió el chico desahogándose, pues era lo que necesitaba en aquel momento- Hay que tener poca cabeza para ir tu sola contra un grupo de diez personas que te sacan dos cabezas -comentó pensando en lo imprudente que había sido Naira- Y ya te digo que esto no acabará aquí, estas se la van a querer devolver, tenlo por seguro -vaticinó sin querer ni pensar en lo que podría suceder en las próximas semanas.

- Tu hermana ha sido una inconsciente Bruno, tienes razón, pero no sé... Esas chicas tampoco son trigo limpio -trató de defender a Naira, quien lógicamente no estaba allí para hacerlo por si misma- No he hablado más de quince minutos con ella, pero la impresión que me ha dado es que si se ha comportado así es porque hay algo detrás -le aseguró.

- No, si no creo que mi hermana sea mala, ni mucho menos, solo son las circunstancias -le dejó claro el chico- El problema es que esto solo hará que empeoren las cosas, y eso me frustra. No quiero que le pase nada, joder -admitió.

Y obviamente que no quería, era su hermana y quería protegerla por encima de todo, aunque aquello le estaba saliendo realmente mal. Su relación en los últimos años había sido de idas y venidas continuas, y él sentía que ya no existía la misma complicidad que pudo haber cuando eran niños, y eso le entristecía.

- Te entiendo, es decir, no te entiendo porque no me ha pasado ni tengo hermanos, pero puedo llegar a imaginar lo que sientes -le respondió Sara queriendo ser prudente con lo que decía- Espero que haya servido de algo lo que he hecho -añadió.

- Claro que sí, muchísimo -le aseguró su amigo- Sino ahora tendría la cara partida, así te lo digo.

- No creo que pueda hacer mucho más, pero si quieres puedes venir a mi casa -le ofreció pensando que podía ser una buena opción para aquella noche y queriendo olvidar ya ese tema- Aunque no sé si tienes ganas de estar conmigo, quiero decir, sé que no estás enfadado conmigo, pero quizás prefieres estar solo -añadió queriendo dejar claro que no le iba a ofender una negativa por su parte.

- ¿Me vas a dar de cenar? -bromeó el chico, dejando entender que aceptaba la oferta.

- De lo que haya, lo que tu quieras -le respondió Sara- Me gusta cuando sonríes -confesó al ver que dibujaba una sonrisa y parecía que se le olvidaba todo lo malo.

- ¿Ya te estás poniendo mística? -se preguntó el chico a la par que rodaba los ojos.

Su amiga nunca decía ese tipo de cosas, y menos a él, a pesar de ser su mejor amigo, pues su relación, aunque muy cercana, no era especialmente cariñosa. Aunque para que mentir, no le molestó para nada que le dijese aquello, de hecho, agradeció que tuviese aquel gesto con él en aquel momento.

- No te emociones, ¿eh? -le advirtió la chica- Que quién tu sabes me ha dicho que el viernes me invita a una copa -le explicó algo que, tras la pelea de Naira, había quedado completamente en segundo plano.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora