Capítulo 155

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- Emma tía, deja de poner esta cara de asco -le pidió Sofía a su hermana, aprovechando la intimidad que le acababa de ofrecer un descuido del resto.

- Es que me aburro, no sé por qué no me he podido quedar en casa... -respondió la menor claramente fastidiada por tener que estar allí.

Era algo que la rubia podía entender. Ella también había tenido trece años y sabía lo fastidiosas que podían ser ese tipo de reuniones familiares, pero tampoco es que pudiera hacer mucho más al respecto. Solo procurar que su malestar no fuera mucho más allá y los presentes no se incomodaran por aquello. Era el día de Naira y no quería que aquella rabieta de su hermana se lo fastidiase.

- Hazlo por Naira, ¿no ves que le hace ilusión que estemos todas aquí? -le pidió Sofía con la esperanza de que Emma empatizara un poco con la mayor.

- Ya veo, ya, mucha ilusión -bufó la chica- Pero si no nos está haciendo nada de caso -respondió algo rencorosa por aquello, pues ciertamente a ninguna de las dos nadie les estaba haciendo caso- Solo se está morreando con Sara cada dos por tres -añadió mientras las miraba con algo de asco, pues justo en aquel momento se acababan de dar un beso.

- Venga Emma, no me jodas -se quejó Sofía sin querer aceptar aquella queja, pues era una tontería molestarse porque su hermana se estuviese besando con su novia. Sabía que ese no era el problema real de la chica- ¿Qué es lo que te pasa? -insistió sin perder la esperanza de que le contase la verdad.

- Que por tener que venir a esta comida donde no le importo a nadie no he podido quedar con mis amigos -respondió la chica finalmente- ¿Te parece suficiente? -se preguntó creyendo que ya no era necesario dar más explicaciones.

Sofía suspiró poco sorprendida. Emma quedaba con sus amigos prácticamente todos los días, pero aun así no le parecían suficientes y quería más. Era, sin lugar a duda, un acto egoísta y bastante feo hacia el resto de la familia, aunque era cierto que no, nadie le estaba haciendo caso. Los adultos andaban en la cocina hablando de sus cosas, e Inés y Lola habían acaparado toda la atención de Sara y Naira.

- ¿A qué hora han quedado? -le preguntó la rubia en un tono que dejó claro que, por lo menos, iba a intentar hacer algo por ella.

- A las cuatro y media en el centro -respondió la morena muy esperanzada al ver la actitud de su hermana.

- Pues no te preocupes, ya te acompañaré -le aseguró Sofía, creyendo que sería capaz de convencer a sus madres para aquello. Al fin y al cabo habían ido a almorzar, y aunque sabía que sus madres estaban dispuestas a pasar toda la tarde allí, pensaba que las dejarían marchar algo antes- Pero ponme buena cara, que así estás muy fea -le pidió a cambio de hacerle tal favor.


🖤 🖤 🖤


- Sara -irrumpió Inés en la cocina de la casa.

- Uy, ¿qué pasa? -se sorprendió la chica al verla.

Apenas hacía unos segundos que se había levantado de la mesa, donde habían estado todos almorzando, para ir al congelador a por unos helados. Lo primero que pensó era que la pequeña habría cambiado de opinión, pues había tardado bastante en decidirse por el sabor de helado que quería, así que pensó que había venido a pedirle un cambio.

- Te ayudo -le dijo acercándose a ella.

- Gracias Inés, pero no hacía falta -respondió la chica muriendo de ternura, pues por mucho que no se supiera manejar con los niños debía admitir que esta era una monada y la adoraba por encima de todo- Querías este, ¿no? -le preguntó mientras sacaba un polo de una de las cajas.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora