Capítulo 8

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- Que asco todo, y encima mañana hay que estar en clase a las ocho -se quejó Laura a la vez qué dejaba escapar el humo entre sus labios de forma hipnotizante.

- No te quejes, ¿eh? -la advirtió Naira- Que tu por lo menos estás en cuarto y puedes elegir que asignaturas hacer, yo tengo que dar física y química sí o sí -se quejó pensando en la injusticia que suponía aquello.

Ambas chicas estaban sentadas en el suelo, apoyadas contra un muro, una al lado de la otra y las dos mirando hacía la nada mientras mantenían esa conversación, tan profunda para ellas, pero tan irrelevante para el resto de la humanidad.

Ese era su lugar, en una zona bastante apartada del centro de la ciudad. Era un sitio abandonada, a las afueras de un barrio residencial, que se había convertido en un lugar de encuentro para algunos grupos de jóvenes durante la tarde, y también la noche, pero ese día, estaban completamente solas.

- Pero lo tuyo está chupado, estás solo en segundo, lo mío es más difícil, que ya estoy en el último año -le replicó la mayor.

- Qué va, si dicen que cuarto es un repaso de toda la ESO -comentó Naira que no iba a ceder ante ello, desde luego era una discusión estúpida, pero estaba claro que ninguna de las dos iba a cambiar de opinión.

- Bueno, pero tu también te quejas como si estudiaras o algo -le recordó Laura.

Y tenía toda la razón del mundo, de hecho ninguna de las dos ponía gran empeño en sus estudios, pero tampoco suspendían, simplemente se les daba bien, y eso era una suerte, para ellas y para sus familias, que a pesar de saber que sus hijas no eran ningunas santas, por lo menos se lo sacaban todo, y eso les daba algo de tranquilidad dentro del caos que suponía ser madre de cualquiera de las dos.

- Es que no lo necesito -respondió la morena girando su cara para mirar a la chica de forma vacilona, a lo que esta respondió rodando los ojos y apartando su mirada de ella.

- Claro, ahora eres superdotada tu -bromeó mientras pegaba otra calada a su cigarrillo.

- Pues no, pero soy lista -dijo la chica orgullosa de ella misma.

- A veces no lo pareces -rió Laura.

- Oye, ¿por qué dices eso? -se quejó la morena algo molesta por su comentario.

- Pues no sé, déjame pensar -comentó irónicamente, porqué la chica sabía perfectamente el por qué de su comentario- Te recuerdo que estás castigada por haberte olvidado de poner el despertador, eso no es muy inteligente por tu parte -le echó en cara.

- ¡Bah! -rió Naira al escucharlo.

Tenía toda la razón, aquella había sido una metedura de pata, y aunque seguía pagando las consecuencias de ello, se lo tomaba con un humor, porque realmente había sido un despiste, nada más, y aunque seguía enfadada con sus madres, le parecía algo más bien anecdótico.

- Pero eso fue un despiste, que nada tiene que ver con la inteligencia -la corrigió- De hecho fuiste tu quién me despistó -le echó en cara de forma injusta- Y yo estaba hablando del colegio, aprobar todo y sacar algunas buenas notas -le aclaró- Eso es lo que yo necesito, y lo voy a lograr sin demasiado esfuerzo. Así tengo a esas dos contentas y me dejan salir de nuevo, tu te crees que no, pero está todo pensado -añadió con una sonrisa pícara, quizás incluso algo maliciosa.

- ¿Eso te han dicho? -preguntó Laura sorprendida- Y yo que pensaba que ibas a estar castigada hasta que cumplieras los dieciocho -bromeó.

- Pues sí -asintió ignorando la broma de su amiga- Les he tenido que hacer un poco la pelota -admitió- pero hemos llegado a un acuerdo, y cuando nos den los parciales si he aprobado todo con mas de un seis me dejarán salir entre semana y también ir a dormir a casa de mis amigas -le comunicó- todas menos tu -añadió con una ligera risa.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora