Capítulo 87

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- Pero ¿qué hacéis? -les preguntó Naira mientras cogía a la más pequeña de todas en brazos.

No pudo evitar sentir algo de miedo al ver a Mimi subida encima de una silla, quien trataba de ver algo por el pequeño hueco que le hacían sus hermanas. Aunque no le pasó nada, se sintió muy irresponsable de haberlas dejado solas unos minutos, sobretodo a la menor, que no paraba ni un segundo de hacer trastadas y había dejado en evidencia que no se le podía quitar el ojo de encima.

- Se han besado en la boca -le explicó Emma emocionada, como si aquello fuese algo insólito en sus madres- ¡La cita ha salido genial! -celebró chocándole la mano a Lola, quién no había perdido ni un segundo y ya se había amorrado a la ventana para ver lo que sucedía allí fuera.

- Ya no se besan, jo -comentó la rubia decepcionada al darse cuenta de que se había perdido el momentazo de la noche.

- Mejor -respondió Inés, aún asqueada por haber tenido que presenciar aquella desagradable escena para ella- A mi me gustan más los abrazos que los besos -les explicó a sus hermanas- ¿Quién quiere que le de un abrazo de buenas noches? -se preguntó- Porque Nai ha dicho que nos tenemos que ir a dormir ya -recordó, para la suerte de la mayor, quien agradeció no tener que volverles a insistir en que ya era la hora de acostarse.

- Yo quiero -se avanzó Lola a las demás abalanzándose sobre su hermana para darle un enorme abrazo, el que estaba pidiendo desde que unos minutos atrás habían discutido.

- ¡Ay, que me caigo! -exclamó Inés sorprendida por la efusividad de su hermana.

- Venga, salid de aquí locas -les dijo Naira riéndose al verlas e intentando llevárselas de una vez por todas al piso de arriba, donde estaban las dos habitaciones donde tenían que dormir durante esas vacaciones.

- Ay, no seas aguafiestas, que quiero ir arriba -respondió la chica a su amigo mientras trataba de subir una escalera de madera, si es que aún se le podía llamar escalera a aquello, para llegar hasta la azotea de la casa.

No lo recordaba demasiado bien, pues hacía años que había perdido el interés de subir allí arriba, y al parecer, durante todo ese tiempo, las cosas habían cambiado mucho. En su mente tenían una azotea enorme, con un gran ventanal que se podía abrir para ver las estrellas durante la noche y tomar el sol en verano, aunque ya empezaba a pensar que quizás lo recordaba más bonito de lo que realmente había llegado a ser. Al fin y al cabo, sus veranos y vacaciones en su segunda residencia se habían quedado en algo que recordar desde que había empezado el instituto, puesto que había renunciado a ello abnegada por los planes inamovibles con sus amigos.

- ¡Qué te vas a matar, Sara! -le dijo Bruno tratando de ser el que pusiese algo de cordura en sus locuras, aunque para que mentir, en aquellos momentos ninguno de los dos estaba en condiciones de pensar razonablemente.

- Qué no -insistió la chica arrastrando esa última vocal como si le pesara- Ya verás, ayúdame -le pidió bajando el par de peldaños que había conseguido subir y tratando de improvisar algún plan que no pasase por subirse de nuevo a la escalera, pues era evidente que no iba a resistir su peso, ni mucho menos el de su amigo- Tu junta tus dos manos y yo me subo -le explicó mientras le daba las indicaciones pertinentes para hacer aquello- Si me resbalo cógeme, ¿eh? -le advirtió cuando ya ponía su primer pie encima de las manos del chico, sin ni siquiera dejarle opción a réplica.

En aquel instante, Bruno agradeció sus visitas constantes al gimnasio en el último par de años. Soportar el peso de una chica como Sara, que era de complexión delgada y tampoco destacaba por su altura, no fue un reto difícil para él, pero aquello de tener que elevarla hasta que tocara el techo ya se puso más complicado. Pero por suerte, ambos salieron ilesos de aquella. Cuando la chica logró tocar techo, consiguió abrir la trampilla sin mucho esfuerzo y entrar a la azotea. A continuación, el chico la siguió, subiendo tras ella, pues por mucha cordura que quisiera poner en todo aquello, él tampoco se quería perder ver el cielo desde allí arriba.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora