Capítulo 138

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- ¿En serio, Ana? ¿Le estás haciendo una foto a nuestro desayuno? -se burló Mimi de su mujer al ver cómo esta preparaba la escena para sacar la mejor instantánea de sus platos del bufé.

- Ay, Mimi, quita las manos, que si no queda feo -le pidió la morena ignorando su comentario y centrándose en sacar la foto con su móvil.

- Ya pareces Sofía -comentó la rubia obedeciendo mientras negaba con la cabeza.

Aquello no era algo que le pillase de nuevo. Su hija se pasaba el día fotografiando todo lo que comía y hacía, así que estaba más que acostumbrada a presenciar escenas similares. Aun así, le sorprendía que fuese su mujer la que hiciese eso. Ana nunca había sido demasiado digital, ni mucho menos de redes sociales, así que fotografiaba pocas cosas aparte de sus hijas.

- Que es para mandársela a las niñas -se justificó Ana una vez tuvo la foto y se disponía a mandarla por el grupo familiar.

- Un poco cruel que vean cómo nos ponemos las botas sin ellas, ¿no? -respondió la rubia a sabiendas de lo golosas que eran sus hijas, era obvio que iban a envidar esos dulces.

- No seas boba, ni que nosotras no les dejásemos comer estas cosas de vez en cuando -le dijo la morena mientras guardaba su teléfono- Además, Cloe o Lucía seguro les han ido a comprar algo para desayunar -le aseguró.

- Alguien se va a poner triste -comentó Cloe al ver entrar a su chica con el desayuno en la cocina.

- ¿Ya se ha despertado? ¿Cómo está? -se preguntó la chica intuyendo que, por el comentario de su prometida, Inés ya estaría en pie.

- Bien -respondió esta no muy segura de ello, pues aunque la niña parecía fresca como una rosa, tampoco se quería arriesgar a decir que ya estaba recuperada- Le he dicho que se cambie e imagino que ahora bajará, le estoy preparando una manzana -comentó sin dejar de cortar la fruta.

- Definitivamente fueron demasiadas patatas fritas -concluyó Lucía descartando que Inés tuviese ningún virus- Aun así, esto no se lo va a poder comer -añadió con algo de pena y dándole la razón a su chica.

Era evidente que, después de lo ocurrido, no iban a arriesgarse a darle churros con chocolate a Inés, por mucha lástima que les diese. Ambas estaban seguras de que Mimi y Ana no hubiesen sido tan estrictas con aquello, pero ellas estaban al cargo y en ese momento eran lo más parecido a una madre primeriza.

- Bueno, voy a despertar al resto, porque este frío no va a valer nada -comentó Lucía dirigiéndose a la planta superior.


🖤 🖤 🖤


- ¿Hoy no vas a la piscina de Sara? -le preguntó Mimi a su hija algo extrañada al verla desganada tumbada en el sofá.

En apenas unas semanas aquello ya se había convertido en una costumbre. Religiosamente, todas las tardes de entre semana Bruno y su hermana cogían su toalla, se calzaban sus chanclas y se iban a bañar junto a su amiga, pero aquella tarde no fue así. El chico, que llevaba esquivando a sus madres desde la noche anterior, cuando estas habían vuelto a casa, se había ido de casa solo y sin decirle nada a nadie.

- No -negó Naira sin darle ninguna explicación.

- Mira que hace buen día -comentó la rubia mirando por la venta y sin llegar a entender el porqué de su negativa, pues nadie aún le había contado lo ocurrido entre sus dos hijos.

- Pues ve tú -respondió la chica molesta por el comentario, no le gustaba que le insistiera, y mucho menos con algo así.

- Naira -le advirtió Mimi dejándole claro que esa respuesta no había estado bien.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora