- Si ya lo sé hija, pero no me quedó otra opción, es eso o nada -le dejó claro Rosa a su hija. No se quería enfadar con ella, de hecho entendía perfectamente su incomodidad con todo aquello, pero quería asegurarse que saldría todo bien, precisamente por eso estaba tan insistente con aquello.
- Ya, si no lo digo por ti mamá, pero es que esa mujer... -se cortó a sí misma antes de decir cualquier barbaridad sobre su nueva profesora- No sé -balbuceó mientras le daba vueltas al yogurt que se estaba tomando como postre del almuerzo- No me gusta demasiado estar con ella, me incomoda como me mira, juzgándome -le explicó sabiendo que la entendería.
- Hagamos una prueba, ¿vale? -le propuso su madre- Tu pon tu mejor cara y aprovecha esta oportunidad para aprender, a ver que pasa -le pidió deseando que su actitud por lo menos fuese buena y no la hiciera quedar mal, aunque realmente dudaba que su hija no mantuviese las formas.
- Lo haré, te lo prometo -le aseguró Laura antes de llevarse la última cucharada de yogurt a la boca y levantarse de la mesa, prácticamente dejando a su madre con la palabra en la boca, aunque realmente ya no había mucho más que decir.
La verdad era que Rosa prefería que su hija se tomase unos minutos a solas antes de que llegase Ana, sabía que sería lo mejor para que se despejase de toda la jornada en el instituto, así que no se lo impidió. Hacía ya tiempo que Laura había dejado de tomarse un descanso entre su almuerzo y su tarde de estudio. No quería desaprovechar ni un minuto de sus días, y cierto era que si no quería renunciar al fútbol, tampoco podía permitirse recesos demasiados largos.
- Cariño -golpeó la mujer la puerta de la habitación de su hija- Ya está aquí Ana -le dijo abriendo la puerta acompañada de la susodicha.
- Hola -saludó la canaria con la voz entrecortada, dejando claro que precisamente tranquila no estaba- ¿Puedo pasar? -le preguntó sin salirse demasiado de su nuevo papel como profesora de clases particulares.
- Hola. Sí, claro, pasa -la saludó Laura de vuelta cuando su madre ya se retiraba dejándolas solas, pues a ella no la necesitaban para nada y no es que tuviese demasiado tiempo libre como para dedicarlo a aquello.
Aunque para que mentir, la chica hubiese agradecido que su madre no se hubiese separado de su lado aquella tarde, pero ya no tenía cinco años y debía enfrentarse a aquel reto ella sola. Podía parecer una estupidez, y mucho más para una chica como ella, quien actuaba como si no le temiese a nada, pero la verdad era que le daba miedo entablar cualquier tipo de conversación con Ana. Sabía que no había hecho nada malo, y tenía la conciencia tranquila a pesar de todo lo sucedido con Naira, pero en aquel momento, encontrarse de frente con la madre de la que había sido su novia la desestabilizó por completo.
- Gracias -le agradeció la mujer cuando ya se sentaba en una de las dos sillas que había en la habitación, junto al escritorio- Yo soy Ana -se presentó fingiendo que era la primera vez que se veían en su vida.
- Claro, nos conocemos -respondió Laura confundida y sin captar la indirecta de la canaria, quien evidentemente estaba intentando hacer un borrón y cuenta nueva en su relación.
- Laura, soy tu profesora particular de historia, nada más -le dijo la morena, ahora siendo bastante más clara con sus intenciones.
Tenía claro que no podía ser de otra manera, aunque seguramente no era la mejor opción, pero no era ni el momento ni el lugar para arreglar sus diferencias. Ana había tratado de dejar de lado todo lo que había sucedido con Laura y empezar de cero, y pretendía que esta hiciese lo mismo.
- ¿Vale? -respondió la chica sin tenerlas todas con ella, pues olvidar aquello no era tan fácil como parecía y, de hecho, tampoco sabía si realmente quería hacerlo.
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Once | WARMI
FanfictionSEGUNDA PARTE DE NUEVE Y MEDIO Tras superar el peor bache que se habían encontrado a lo largo de su relación, Mimi y Ana empiezan a vivir de nuevo sus vidas, junto a sus ochos hijos. Pero nada será tan fácil como esperaban, y es que a pesar de que l...