Capítulo 136

456 51 10
                                    

- Hay que ver la energía que tienen estas niñas, ¿eh? -comentó Mimi cerrando la puerta de su habitación.

Acababa de tirar la toalla con las pequeñas. Una noche más, no había conseguido que ni Inés ni Lola se metiesen en la cama a su hora, pero a pesar de que sabía que seguirían dando guerra un buen rato, las dejó hacer. Estaban de vacaciones, así que mientras las dejasen dormir no había problema en que se quedasen jugando en su habitación.

- Ya me gustaría a mí llegar al final del día con estas ganas -continuó mientras se dirigía hacia la cama, pues lo único que deseaba en aquellos momentos era descansar- Me hago mayor -suspiró tras dejarse caer encima del colchón- Ana, ¿me he perdido algo? -se preguntó al darse cuenta de que su mujer la estaba ignorando por completo- Llevas toda la tarde medio ausente, ¿te encuentras bien? -le preguntó pensando en lo más lógico, no estaba haciendo aquello adrede.

- Sí, sí, estoy bien -respondió la morena saliendo de su burbuja de golpe- Perdóname, estaba pensando en mis cosas -se disculpó con la rubia- ¿Qué decías? -le preguntó para qué le repitiese aquello y poder darle alguna respuesta decente.

- Da igual, solo me estaba quejando -sonrió Mimi sin darle más importancia, pues tampoco la tenía, no por lo menos en aquel momento- ¿En qué pensabas? -le preguntó sin terminarse de creer que lo de su mujer no era nada importante.

- Nada, solo que -hizo una ligera pausa antes de continuar, pues realmente no estaba segura de si quería compartir aquello con ella- Mañana salen las adjudicaciones de la Universidad y... -suspiró sin querer añadir nada más, sabía que la rubia la entendería.

Había evitado pensar en aquello durante esas largas semanas, no tenía sentido hacerlo. Darle vueltas a algo que ya estaba hecho y no dependía de ella era estúpido, pero aun así le había sido difícil no caer en ello. Quisiese o no era algo importante para ella, y le había puesto mucho empeño, así que era lógico que estuviese un poco inquieta.

- Te preocupa que Bruno no entre, ¿no? -terminó Mimi la frase en su lugar- No lo sé Ana, pero sacó buena nota y tampoco le piden demasiado. Sé que siempre queda la duda, pero confía mujer, ya verás que todo sale bien -trató de animarla, pues realmente no creía que su hijo fuese a tener ningún problema con aquello.

- Bruno -suspiró Ana con una media sonrisa- No estaba pensando en él -añadió sintiéndose un poco mala madre por aquello, pero es que realmente en aquel aspecto su hijo no le preocupaba.

- Vale -asintió la rubia dándose cuenta de que había metido la pata- Creo que entiendo por donde vas -añadió tanteando el terreno y buscando que Ana se lo dijese directamente, pero no fue así- Y lo entiendo perfectamente, ¿eh? -le aseguró- Le has puesto mucho empeño a todo esto, así que es normal que quieras que Laura entre, pero ahora ya no hay nada que hacer -continuó sin saber muy bien como ayudarla.

- Me sabría tan mal que se quedase fuera -comentó la morena mostrándose visiblemente preocupada.

Y es que realmente ya no importaba el tiempo que hubiese invertido en sus clases, o las ganas que le había puesto en cada una de sus lecciones. Ana necesitaba que a Laura le fuese bien en su vida, sentía que se lo debía, y aunque aquello no dependiese de ella, se iba a sentir culpable si no sucedía así.

- Joder Mimi -bufó- ¿Te puedes creer que aún recuerdo la conversación que tuvimos sobre ella hace más de diez años? -comentó la mujer, quién jamás había olvidado lo sucedido aquel miércoles cualquiera.

- Créeme que recuerdo ese día como si fuese ayer -suspiró la rubia, quién sin duda tenía aquella jornada grabada a fuego en su cabeza.

- Buenos días, Rosa, ¿qué tal? -saludó la rubia a la madre que acababa de entrar en su despacho- Nos vimos hace menos de un mes -le recordó, aún intrigada por el motivo que le había llevado querer reunirse con ella- ¿Ha pasado algo con Laura? -se preguntó pensando en lo más lógico.

Once | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora