𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘊𝘢𝘱𝘢𝘣𝘭𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—Bueno, me tengo que ir, Kath.— el rumano Stan suspiró con una sonrisa. —¿Ya sabes a dónde iremos esta noche?—

La rubia casi se atragantó con su propia saliva.

—Ah, yo... no lo sé, no lo he pensado.— Evans soltó una risita con total nerviosismo.

—Hmmm, conozco un lugar. ¿No eres alérgica al sushi, verdad?— el ojiazul sonrió de costado.

Katherine negó con una sonrisa encantadora.

—Perfecto. Entonces iré por ti a las ocho, hermosa. Si... puedo llamarte así ¿Verdad?—

—A-Ah... si, si, no me molesta...— la rubia no podía dejar de sonrojarse con vergüenza, y los halagos que el rumano le hacía constantemente no le ayudaban en lo absoluto.

—Bien. A las ocho.— Stan asintió satisfecho.

—A las ocho.— Evans afirmó sonriente.

Ambos se despidieron animadamente y al momento de salir de la oficina de la rubia. Stan no pudo evitar suspirar con felicidad, sonriendo ampliamente. Esto definitivamente era algo que tendría que contarle a su mejor amiga. Camino hacia su oficina deseoso por escuchar lo que ella opinaba ya que su opinión sobre sus cosas estaba muy presente en el, después de tantos años de amistad, el podría afirmar que la única opinión que le importaba, era la suya.

Pero Olivia no se encontraba allí. Frunció el ceño y se acercó a la asistente del señor Harrison.

—Hola, ¿Sabes donde está Olivia?— preguntó confundido.

—Oh, ella se fue más temprano hoy. La vi salir de su oficina hace unos treinta minutos.— la chica se encogió de hombros.

—Oh...— Stan frunció el ceño. —Okey, gracias.— sonrió amablemente.

Decidió ir a buscarla a su propio hogar mientras marcaba su número, extrañamente ella no contestó. Pensó qué tal vez estaba muy ocupada con Patrick o algo así, pero aún así deseaba contarle absolutamente todo y eso no lo detuvo, se dirigió a su casa.
Al estar frente a la puerta, sacó con rapidez las llaves que ella le había dado permiso de portar y la abrió.

—¡Olivia!— anunció con emoción. —¡Tengo algo que contarte!— canturreo con una sonrisa mientras dejaba su saco a un lado.

El departamento espacioso y lujoso que su mejor amiga compartía con su novio estaba en total silencio. Frunció el ceño mientras la buscaba con al mirada, la cocina, la sala, nada.

Camino hacia su habitación y la puerta estaba cerrada. La abrió con cuidado y suspiró con alivio al encontrarla dormida en su cama. Cerró la puerta detrás de si con una sonrisa de pura malicia. Se acercó sigilosamente a ella con la intención de despertarla de golpe como aveces hacía para molestarla ya que disfrutaba hacerla enojar de vez en cuando. Pero se detuvo inmediatamente al notar su aspecto. Varios pañuelos arrugados se encontraban entre las sábanas, más la caja donde esos pañuelos provenían. Esta estaba vacía.

Tomó los pañuelos con confusión al igual que la caja.

—¿Seb...?— Olivia llamó su atención, despertándose mientras frotaba su ojo irritado con el dorso de su mano.