𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘐 𝘸𝘢𝘴𝘯'𝘵 𝘵𝘩𝘦𝘳𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Aquella confesión llegó como un golpe inesperado para el. Ella lo sabía perfectamente ya que había estado terriblemente callado desde que dejaron el consultorio de Andrea. Sebastian tenía demasiadas preguntas pero no logró formular ninguna, ademas no se sentía nada cómodo mientras Andrea estaba allí. Así que ahora solo conducía en silencio, su mirada atenta en el camino mientras su cabeza le daba vueltas y vueltas al asunto.

Estaba muy ocupado pensando en ello que no notó que la chica a su lado se encontraba demasiado preocupada, y por obvias razones, avergonzada. Sebastián no había dicho ni una sola palabra. Estaba tan asustada por el hecho de qué tal vez su mayor preocupación se estaba cumpliendo. No quería decepcionarlo en ningún sentido.

Estaba por hablar y sacar todo lo que tenía en el pecho pero frunció el ceño cuando el repentinamente giró en una calle desconocida para ella y estacionó el auto.

—¿Que haces? ¿No íbamos a ir a casa...?—

—Necesito hablar de esto a solas. Sin Steph ni el ruido de Myron.— Sebastian la interrumpió, cerrando los ojos un momento.

Olivia sintió una fea oleada, un sentir bastante incómodo y doloroso recorrerla entera. Miró sus manos sobre su regazo e intentó calmarse.

Sebastián se tomó unos momentos antes de abrir los ojos y mirarla, no era capaz de ocultar sus ojos cristalinos.

—No quiero presionarte para que me lo cuentes, pero necesito saber todo. Absolutamente todo. Por favor.— susurró, intentaba sonar firme pero su voz ligeramente temblorosa lo delató. —¿Q-Que pasó ese día? Cuando me fui a Constanza.—

Olivia suspiró y mordió su labio mientras trataba de recopilar todos los recuerdos de aquella terrible noche.

—Nunca quise decírtelo porque tenía vergüenza y no supe que hacer en ese entonces. Estaba muy chica, Maggie y sus amigas, ellas...—

Sebastián frunció el ceño notablemente cuando la chica mencionó a su hermana a la cual no soportaba ni un poco.

—Ellas me acosaban mucho cuando tenía dieciséis.— jadeó, dejando escapar unas cuantas lágrimas. —Siempre lo hicieron pero a esa edad... n-no se porque Maggie lo intensificó todo. Me acosaban en la escuela, me jalaban el cabello, me humillaban, me golpeaban...—

Los dedos del rumano tomaron el volante cada vez más fuerte con cada palabra que ella decía.

—Ya no quería ir a clases, no quería molestarte porque... tú estabas muy feliz con tus amigos, por eso nunca te lo dije. No quería salir de mi habitación por miedo a que me hicieran más cosas, estaba muy cansada y-y...— jadeó mirando las cicatrices en su muñeca. —I-Intenté hacerlo pero me asusté, vi la sangre y dejé de hacerlo, no logré... no pude hacerlo.—

Sebastián podía casi sentir como sus manos temblaban de puro coraje.

—Tienes más cicatrices, no lucen como si fueran heridas de hace trece años.— Sebastián habló de nuevo, intentaba ser lo más compasivo posible con ella pero el miedo y el enojo nublaban su pensar.