𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘕𝘰𝘵 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—No te alejes de ella, solo dale tiempo.— el rumano volvió a decir, esta vez Bill pudo sonreírle. —Regálale Magnolias, le encantan.—

—Ah... te traje esto...— Bill le extendió el ramo de Magnolias.

Olivia lo tomó sumamente confundida, sus ojos cristalinos por sus lágrimas miraron las hermosas flores para después mirarlo a él, Bill esperaba su respuesta con una tímida sonrisa.

—G-Gracias...— frunció el ceño y tragó con dificultad. —¿Que... haces aquí?—

—Yo...— Bill carraspeó. —Vine a hablar contigo. ¿Puedo? ¿N-No te interrumpo...?—

Olivia tragó una vez más. Sentía una mirada sobre ella. Detrás de Bill, se encontró con los ojos azules del rumano. Sebastián, al notar su mirada, le dedicó una ligera sonrisa.
Su corazón se detuvo por un momento al darse cuenta de lo que sucedía. Le fue imposible no suspirar con pesadez, sintiendo la molestia crecer en su pecho.

—¿Puedes darme un momento?— pidió sin dejar de mirar al rumano.

—Ah... si, si por supuesto. Pero...—

Olivia lo ignoró por completo, le devolvió el ramo de Magnolias y caminó con rapidez hacia el rumano. Sebastián la iba recibir con una dulce sonrisa pero esta no sucedió ya que notó algo raro en su semblante.
Ignorando la presencia de su novia, tomó su brazo y lo jaló consigo hacia su oficina que se encontraba a unos pasos.

Escuchaba las quejas del rumano porque caminaba tan rápido y prácticamente lo jalaba consigo, a rastras.

—Dios, Olivia...— el rumano jadeó cuando ella lo soltó al entrar a su oficina y cerrar la puerta.

—¿Fuiste tu?— Olivia ignoró su queja, sus ojos grises lo miraban de una manera tan diferente para el.

—¿Eh?— Sebastián frunció el ceño notoriamente. —¿Yo que...?—

—No me mientas, Sebastian.— Olivia negó, de repente se sentía tan molesta, sus ojos grises tenían pequeñas lágrimas acumuladas de puro enojo. —¿Fuiste tu?—

Sebastián realmente no entendía a que se refería, pero no solo de encontraba confundido por eso, sino por la extraña y repentina molestia que Olivia dejaba mostrar.

La menor solo se sintió aún peor ante su silencio.

—¿Le dijiste a Bill que viniera, verdad?— preguntó deseando escuchar un no como respuesta, pero al ver el semblante del rumano, confirmó sus sospechas. —No puede ser...— rió sin nada de gracia, dejando escapar una pequeña lágrima.

—¿Que? ¿Que pasa?— Sebastian pregunta aún confundido.

—¿"Que pasa"?— la chica sonrió sin gracia aunque sus ojos grises se encontraban cristalinos. —¿Por que lo hiciste? ¡¿En que estabas pensando?!—

Sebastian entreabrió los labios bastante sorprendido.

—¡¿Por que lo hiciste?!— Olivia insistió.