𝘈 𝘭𝘪𝘦

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。.。:+* ゚ ゜゚ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ゚ ゜゚ *+:。.。



Los ojos azulados del rumano no dejaban se mirar a la chica a lo lejos. Olivia ayudaba a su padre a preparar la comida ya que comerían en el jardín de aquella casa en Constanza, de vez en cuando reía por las ocurrencias del señor Stan, pero no parecía notar que su mejor amigo no podía dejar de mirarla.

Sus dedos tomaban su labio inferior, recordando la sensación de sus labios uniéndose sin ningún problema. Recordaba aquel momento mientras admiraba su belleza silenciosamente, observando su hermosa sonrisa y como reía mientras ayudaba a su padre.

Georgeta quien se encontraba a su lado haciendo otras cosas, por supuesto que notó su comportamiento, ya que su silencio no era normal. Miró en la dirección donde el miraba y sonrió con diversión al entender lo que pasaba.

—Olivia luce muy hermosa hoy ¿No?— murmuró igualmente observando a la chica a lo lejos. —Cuando vi ese vestido en la tienda inmediatamente pensé en ella, el azul claro es su color... ¿No crees?—

Sebastian sonrió ligeramente, Olivia nuevamente reía por algo que su padre había dicho. Claro que se veía hermosa con aquel vestido, el pensaba que todos los colores eran suyos. Con cualquier cosa se vería hermosa.

—Seb, cariño... límpiate la saliva de la boca ¿Quieres?— Georgeta se acercó a él para acariciar sus cabellos e inclinarse y dejar un beso en su cabeza.

Sebastian salió de su trance. Parpadeo un par de veces y carraspeó totalmente avergonzado, Georgeta soltó una risita al ver el sonrojo en las mejillas de su hijo.

—Ma, puedo... ¿Puedo preguntarte algo?— el joven carraspeó.

—¿Que pasa, cariño?— Georgeta dejó lo que hacía y se sentó a su lado.

—Bueno...— Sebastián tragó con dificultad. —E-Es que tengo un amigo que cree que siente algo por su amiga... pero no está seguro. M-Me preguntó si tenía un consejo pero no... no se que puedo decirle. ¿Tu que crees?—

Georgeta elevó las cejas, le fue imposible no sonreír enternecida al ver la angustia en los ojos azules de su hijo.

—Hmmm...— intentó no reír y extendió sus manos sobre la mesa, invitándolo a tomarlas. Sebastián no dudó en hacerlo. —Pues... el mejor consejo que tengo para... tu amigo... es que siga lo que su corazón sienta. Si su corazón late con fuerza, siente una presión en el pecho... o se siente muy nervioso cuando está con su amiga... creo que esas son señales bastante claras. Dime... la amiga de tu amigo ese... ¿Es muy linda?—

—Es preciosa.— el rumano respondió sonriente.

—Mhm.— Georgeta intentó no reír.Bueno, ese es mi consejo. El corazón no late por cualquiera, dulceata.— se levantó de su asiento y tomó su rostro entre sus manos para dejar un beso en su frente. —Ojalá mi consejo ayude a tu amigo...—

Finalmente salió al jardín para ofrecerle su ayuda su esposo mientras le indicaba a la chica que se acercara a su hijo, claramente con otras intenciones.

Sebastian bufó y pasó sus manos por su rostro. Todas las cosas que su madre mencionó, era lo que sentía últimamente, más el hecho de que no podía dejar de pensar en lo bien que se sintió besarla. Se moría por hacerlo de nuevo, pero no tenía ninguna intención de molestarla o incomodarla.

𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora