𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘔𝘺 𝘱𝘳𝘪𝘥𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Las manos de Harrison temblaban conforme esperaba los informes del doctor que atendía a su esposa. Lo único en lo que pensaba eran sus dos hijos que esperaban en casa a su madre con tanta emoción. El miedo lo carcomía por dentro, su corazón se partía por completo de solo pensar en esos dos pequeños que esperaban con tanta ilusión a su madre y su hermanita pequeña, le rompía el corazón pensar qué tal vez eso no suceda. No podía con el miedo y la angustia que lo consumían, sus manos temblaban, sudaba frío y había un intenso miedo en sus ojos azules.

Lo único que el doctor le había dicho es que no había muchas esperanzas de que su esposa sobreviviera al complicado parto, pero que harían todo lo posible por sacarla adelante. Estaba asustado, no sabía que haría si perdía al amor de su vida, a la mujer con la que había compartido tantas cosas, a la madre de sus hijos.

Georgeta y Mark se acercaban con emoción a él ya que ya habían visto a aquella hermosa bebe con tiernas mejillas y ojos somnolientos, pero se sintieron muy apenados al ver a su mejor amigo tan asustado y confundido.

—James...— Georgeta llamó su atención.

James la miró sumamente asustado, la mujer no dudó en abrazarlo para intentar calmarlo.

—Tranquilo...— susurró acariciando su espalda, sentía su respiración entrecortada al abrazarlo.

—Todo saldrá bien, James. Verás que si, sabes que Lenora es muy terca, no se dejara vencer por esto.— Mark le aseguró a su amigo quien le sonrió sin muchas ganas al dejar de abrazar a su amiga.

—Veras que así sera. Lenora jamás te dejaría ni a ti ni a tus hijos. Menos ahora que la pequeña Olivia ya está con nosotros...— Georgeta asintió decididamente, ella también intentaba mantenerse tranquila ya que no quería pensar en la posibilidad de perder a su mejor amiga.

—¿Quieres conocer a tu hija? Es preciosa...— Mark le propuso acercándose a él para abrazarlo igualmente.

James pudo sonreír aunque sea un poco y asintió. Caminaron hacia los cuneros donde los bebés se encontraban descansando. Georgeta señaló sumamente emocionada a la pequeña bebe muy cerca de aquel ventanal que la protegía de todo.

James entreabrió los labios y se acercó lentamente al ventanal, su corazón latió con rapidez al ver a aquella hermosa bebe que dormía plácidamente, con sus pequeños labios entreabiertos y sus largas pestañas descansando sobre sus mejillas. Pronto sus ojos ya cristalinos se llenaron de más lágrimas, pero estas no eran de angustia, sino de tanta felicidad y orgullo. No podía creer que tenía otro pequeño orgullo más, otra pequeña voz que lo llamaría "papá" para suplicarle que jugara con ella.

—Mi niña.— rió levemente y dejando escapar esas lágrimas de sus ojos. —Mi hija.—

—¡Felicidades, James!— Georgeta susurró igualmente con pequeñas lágrimas en sus ojos.

—Es preciosa, James. Felicidades.— Mark rió muy emocionado por su amigo, pudo presenciar como su mirada se iluminaba al ver a su pequeña hija.