𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘚𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘦

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Después de que las duras palabras de su padre perforaran una parte de su corazón, Olivia no se sentía capaz de soportar ese dolor. Tenía tantas cosas guardadas que realmente ya no deseaba atormentarse más. No sabía si podría ocultarlo hasta que este desapareciera.

Por eso decidió distraerse de la mejor manera. Le propuso a la madre de su pequeña media hermana pasar el día entero con ella. Pamela no dudo en aceptar, enternecida con lo emocionada que su pequeña parecía estar con la idea. En cambio, su padre por supuesto que tuvo mala cara ante ello, no deseaba que su hija conviviera con ella. Pero no tuvo de otra más que aceptar, Olivia no pensaba quedarse callada si no la dejaba ver a su pequeña hermana.

La pequeña Daisy miraba curiosa la habitación de de hotel donde su hermana vivía por el momento. Su inocente curiosidad buscaba la cocina, la sala. Estaba muy confundida como para preguntar. Esperaba a su hermana mayor que acomodaba su ropa para poder irse con ella, su mirada curiosa captó aquel cuadro que descansaba sobre la cama. Se subió a esta y la tomó entre sus pequeñas manos. Miró la foto unos momentos antes de preguntar.

—¿Es tu novio?— preguntó curiosa, señalando a aquel hombre de ojos azules que sonreía y recargando su barbilla sobre el hombro de la chica, manteniéndose cerca para la foto.

Olivia frunció el ceño ante la extraña pregunta y miró la foto. Le fue imposible no reír enternecida.

—No, Daisy.— negó mientras reía y tomaba asiento a su lado, tomando el cuadro cuidadosamente.

—¿Quien es?— la pequeña cuestionó aún curiosa, y confundida cuando su hermana negó lo que supuso.

Olivia miró la foto, su sonrisa enternecida desapareció poco a poco. Mentiría si dijera que no extraña la notable presencia del rumano en su vida. Se dio cuenta que no había podido reír o siquiera sonreír genuinamente desde que decidió alejarse de él. Lo necesitaba más que nunca, pero el no necesitaba más problemas.

—Era un amigo.— respondió tratando de deshacerse de las lágrimas que comenzaron a formarse en sus ojos.

—¿Ya no es tu amigo?— Daisy cuestionó con cierta preocupación que le resultó adorable.

—No, pequeña.— negó con una triste sonrisa y dejó el cuadro en la mesita a un lado de la cama.

—¿Por que?— Daisy preguntó manteniendo su preocupación.

Olivia suspiró y se encogió de hombros manteniendo esa triste sonrisa. Como deseaba desahogarse y confesar lo culpable que sentía pero dudaba mucho que Daisy pudiera entender la situación.

—A veces los amistades terminan sin razón, linda. Vienen y se van, así es la vida.— asintió con un suspiro y una cálida sonrisa para intentar calmar la preocupación de la pequeña.

Pareció funcionar ya que las facciones de la pequeña se relajaron. Su mirada viajó nuevamente a aquel cuadro.

—Es muy guapo.— murmuró con una tímida sonrisa y un sonrojo en sus mejillas al mirar a su hermana.

—¿Verdad que si?— la chica arrugó la nariz con una sonrisa, para después reír al ver como Daisy asentía con una tímida sonrisa. —¿Que te parece si salimos a comer?—