𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘛𝘩𝘦 𝘳𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—Realmente tuviste suerte de que el golpe que te diste en la cabeza no tuviera graves consecuencias. Fue un golpe fuerte que pudo causar daños irreversibles. Pero... no pasó. Eres muy afortunada.— el doctor hablo mientras observaba los papeles entre sus manos.

Olivia tragó con dificultad, pero se tranquilizó al instante cuando sintió la mano del rumano tomar la suya, entrelazando sus dedos para estrujarla con fuerza.

—Solo queda que reposes lo más posible y cuides de tu brazo. Creo que será conveniente que te quedes otros tres días más.—

—¿No hay nada más que debamos saber?— el rumano preguntó con interés.

—No. Ella solo necesita descansar y no hacer ningún esfuerzo. Es básicamente un milagro que no le haya pasado algo más.— el doctor asintió elevando las cejas. —Ahora en esta habitación quien sea podrá visitarte. Con permiso.— le dedicó una última sonrisa a ambos antes de salir de la habitación.

—Ya lo escuchaste. Es un milagro que estés bien, te confieso que llegue a pensar que no saldrías de esto...— Sebastián suspiró pesadamente, pero logró sonreírle al saber qué tal cosa no sucedió.

—Espero que nada mas pase después de todo esto. No se si aguantaré otro golpe.— la chica sonrió con nerviosísimo.

—No digas eso.— Stan negó acercando su mano para besarla. —Me tendrás a mi si algo pasa. Lo sabes.— le aseguró sonriéndole cálidamente.

Olivia tomó un profundo respiro y asintió devolviéndole la sonrisa.

—¿Tienes hambre?—

—Mucha.— Olivia rió levemente.

—Perfecto. Te traeré algo ¿Qué opinas? Sé que odias la comida de los hospitales.— Sebastián la miró esperando pacientemente su respuesta.

—Me vendría muy bien una hamburguesa doble...— Olivia susurró como si pudieran ser escuchados.

Sebastián rió.

—Me leíste la mente.— asintió con se levantó con cuidado de la camilla para evitar lastimarla. —No tardo.—

Olivia asintió. Espero a que le dijera algo más pero Sebastián solo la miró, había una ligera sonrisa en sus labios mientras no podía dejar de analizar su rostro. Comenzó a incomodarse ligeramente cuando los segundos pasaban y el seguía mirándola con aquella sonrisa.

—¿Qué? Ya van como tres veces que te quedas mirándome así.— Olivia rió sin poder controlar el sonrojo en sus mejillas.

—Nada.— Sebastian negó sin dejar de sonreír. —Me alegra que estés bien. Te extrañé muchísimo.— afirmó tomando su rostro entre sus manos para acercarlo y besar su frente con cariño. —Te traeré tu comida, no tardo.—

Tal como se lo propuso, salió del hospital para comprarle la comida que ambos solían disfrutar. Disfrutaba tanto ya no sentir esa presión en su pecho, el dolor en su cabeza y ese gran cansancio en sus ojos. Ya con la comida entre sus manos, a lo lejos reconoció aquellas hermosas flores que un vendedor deambulante ofrecía. Una pequeña sonrisa se apoderó de el al pensar en la reacción que ella tendría si llegaba con un ramo de esas hermosas magnolias, siempre se acordaría de ella y lo mucho que amaba aquellas flores de solo verlas en cualquier lado. No dudó en comprar un sencillo ramo de estas, en menos de media hora ya se encontraba llegando al hospital.