𝘛𝘩𝘦 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘪𝘴𝘰𝘯 𝘮𝘢𝘯𝘴𝘪𝘰𝘯

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.:+* ゜゚ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ゜゚ *+:.




Mira, te hice un té de limón con miel y también galletas de chocolate pero se están enfriando...— Olivia murmuró sonriente mientras se acercaba tomando aquella taza cuidadosamente.

Sebastián se enderezó para sentarse en la cama. Olivia tomó asiento a su lado y le extendió la taza. Mientras Sebastián tomaba del líquido que calmó un poco su garganta con su calidez, ella volvía a poner su mano sobre su frente y mejillas.

—Ya se te bajó un poco la fiebre ¿Verdad?— sonrió un poco más aliviada. —¿Te duele la garganta?—

—Un poco.— el rumano habló con su voz ligeramente ronca.

—Bueno con el té se te calmará.— Olivia hizo un ademán para restarle importancia.

Lo miró con una ligera sonrisa pero esta no duró mucho. Sebastián ya no se sentía tan mal como hace unas horas, pero ella lo conocía lo suficiente como para saber que su malestar no solo era físico. Podía ver una tristeza inexplicable en sus ojos azules que miraban atentos a la taza entre sus manos.

—Seb... se que Blair fue algo brusca, pero tenía razón. Estabas raro en la fiesta, ¿Que tenías?—

Sebastián tragó con dificultad. No la miró, en cambio solo le prestaba atención a la taza entre sus manos ya que no se sentía capaz de mirarla a los ojos. Ella sabría que algo no estaba bien.

Olivia mordió su labio, Sebastián no parecía dar indicios de querer responderle.

—Oye...— Olivia volvió a insistir, removiéndose para acercarse a él. —Sabes que puedes contarme.— le dedicó una dulce sonrisa sin dejar de mirarlo.

Sebastián de nuevo sentía como si sus propios sentimientos estuvieran trabajando juntos para acorralarlo y hacerlo sentir como si perdiera el aire, asfixiado.
Sus ojos azules se llenaron de lágrimas, un pequeño y silencioso jadeo se escapó de sus labios.

—Hey... ¿Que pasa?— Olivia susurró de nuevo sintiendo esa terrible preocupación. —Sebastián...—

—Soy un puto desastre.— Sebastián se quejó entre jadeos.

Dejó la taza a un lado y cubrió su rostro con sus manos, jamás se había sentido así de avergonzado, menos frente a ella.

Olivia frunció el ceño ante sus palabras que claramente no comprendía
Suspiró con pesadez y rápidamente se levantó de la cama para poder sentarse más cerca de él, sentándose frente suyo a un lado de su cuerpo.

Su cálido toque interrumpió su tristeza al alejar sus manos para descubrir su rostro.

—Seb... no eres un desastre ¿Que dices?— susurró con una dulce sonrisa y tomó sus manos entre las suyas. —¿Que pasa? Sabes que puedes contarme y así podemos buscar una solución.—

Sebastián no pudo evitar sonreír al verla y notar como hacía lo posible por hacerlo sentir bien. Era algo tan característico de ella, algo que tanto amaba de su persona.

𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora