𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘋𝘢𝘳𝘬𝘯𝘦𝘴𝘴

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

Olivia aún sentía su corazón acelerado pero este se calmaba poco a poco al sentir los fuertes brazos del rumano abrazarla. No había otro lugar en el que se sentía más segura. Desde que tiene uso de razón,  cuando sus brazos la sostenían para mantenerle cerca suyo, ningún mal podía hacerle daño. La seguridad que sus abrazos efusivos le transmitían era demasiado reconfortante. Al estar escondida en su pecho, podía escuchar igualmente los latidos de su corazón acelerados que igualmente se calmaban.

Eran solo ellos dos entre toda la gente en aquel evento. Nadie parecía notarlos, y aunque fuera así, no les importaba mucho sinceramente. Sebastián suspiró y se alejó de ella, tomó su rostro entre sus manos y la analizó minuciosamente, se podía ver la angustia en sus ojos azules.

—¿Estas bien?— susurró analizando sus facciones en busca de algún malestar.

Olivia tragó con dificultad y asintió. Aún se encontraba algo atarantada ya que no entendía que le había pasado.

—Ven... vamos a afuera, necesitas aire.— Stan sonrió levemente y tomó su mano para jalarla consigo.

Caminaron entre la gente, esta vez ambos podían sentir las miradas curiosa de varias personas ya que caminaban con cierta rapidez.

—Sebastián, vuelve con Kath, e-estoy bien...— la chica trató de negarse pero el rumano la ignoró por completo.

La jaló con ella hasta que llegaron a la salida del lugar, donde esta vez ya no había nadie ya que todos se encontraban disfrutando de la fiesta.

—Sebastián, estoy bien... de verdad...—

Sebastián notó como se abrazaba a sí misma y temblaba ligeramente por el frío. No dudó en quitarse su saco y ayudarla a colocárselo. La chica suspiró con pesadez al notar su insistencia.

—Seb...—

—No te voy a dejar sola, Olivia.— Sebastián negó terminando de colocarle su saco.

La chica no tuvo más remedio que aceptar. Agradeció infinitamente el calor con el que su saco la abrazaba, podía percibir el aroma varonil del rumano a través de este.
Le fue imposible no jadear temblorosamente, de tanto sentir incluso comenzaba a cansarse físicamente. Se sentó en las escaleras de la entrada y cubrió su rostro con las mangas del saco.

Sebastian no dudó en acercarse a ella, hincándose frente suyo.

—Liv...—

—No puedo hacerlo...— escuchó la voz de la chica aún cuando ella seguía cubriendo su rostro con sus manos.

—Ollie... no...— el rumano suspiró con cansancio cuando escuchó como ella comenzaba a sollozar. —Preciosa...—

—Todos allá adentro saben que solo fui la estúpida de Patrick.— la chica sollozó mientras descubría su rostro, con las mangas del saco trató de limpiar sus mejillas humedecidas aunque lágrimas seguían saliendo de sus ojos.

—No digas eso, Ollie...— Sebastian negó que tomó sus manos entre las suyas. —Por favor, no dejes que el te haga sentir así...—