𝘈𝘸𝘢𝘺 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘺𝘰𝘶

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.:+* ゜゚ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ゜゚ *+:.


La hermosa chica volvió a reír por algo que su novio comentó. De nuevo le presumía su blanca dentadura provocando que ese hoyuelo en su mejilla se hiciera presente y que sus ojos se achicaran al reír. Estaba muy ocupada en ello que no notó que cierta mirada azulada estaba sobre ella.

Sebastián apretaba los dientes al igual que su vaso de vidrio que sostenía con su mano. No sabía que era más intensa, si esa gran molestia provocada por los celos, o esa gran tristeza que provocaba en se incómodo dolor en su pecho.

¿Porque era Patrick el que la hacía reír ahora? ¿Por que ahora era Patrick su confidente y acompañante en su día a día? ¿Por que Patrick y el no? Sus pensamientos eran egoístas, si. Pero ciertamente no le importaba.

No podía negárselo a si mismo. Después de años de ser el único que la hacía sonreír de esa forma tan libre, no podía mentirse y decir que los celos no le hervían la sangre hasta el punto de sentirse disgustado.

—¿Por que esa cara de perrito regañado, dulceata?— el acento de su madre interrumpió sus pensamientos, sintió sus dedos acariciar sus cabellos castaños cariñosamente.

—¿Cuál cara? No estoy haciendo ninguna cara.— su hijo murmuró con fastidio, mirando el vaso en su mano para evitar seguir mirando a la chica con su novio.

Georgeta solo elevó una ceja. Sebastián al notar su silencio, la miró encontrándose con ese gesto.

—Deja de mirarme así.— se quejó.

—Hey. ¿Que te sucede hoy? Desde hace rato te noto...—

—¿Harto? Lo estoy. Ya me quiero ir.— su hijo la interrumpió, aún con el fastidio derramándose de sus palabras.

La mujer solo suspiró sin dejar de mirarlo.

—Iba a decir triste.— murmuró.

Sebastián frunció el ceño y la miró. No logró mantener su mirada furiosa ya que con la sola calidez que su madre siempre le transmitía, se rompió.

—Oh, Seb...— la mujer suspiró al notar sus ojos azules cristalinos.

No dudó en acercarlo a ella y abrazarlo, sintiendo como su hijo escondía su rostro en su hombro para que ella pudiera acariciar sus cabellos, como cuando era niño.

—Ven, vamos adentro...— le susurró.

Camino con el alejándose del jardín donde la reunión se llevaba acabo. Entraron a la casa y tomaron asiento en el sofá. La mujer sonrió enternecida cuando su hijo recargó su cabeza en su hombro totalmente desanimado. No dudó en consolarlo silenciosamente al comenzar a peinar sus cabellos.

—Ce e în neregulă, iubirea mea?—

Sebastián suspiró.

—¿Por que me siento así?— preguntó, ahora su voz sonaba cansada.

—¿Como así, cariño?— Georgeta preguntó con cuidado, aún peinando sus cabellos.

𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora