𝘙𝘢𝘪𝘯𝘺 𝘥𝘢𝘺

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.:+* ゜゚ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ゜゚ *+:.



Sebastian frunció el ceño un tanto molesto ya que ciertos sonidos lo despertaron a altas horas de la madrugada. Gruñó y pasó sus manos por su rostro mientras se enderezaba en la cama.

Sus ojos aún no se abrían por completo y por ello no pudo saber al instante que sucedía, se confundió al sentir el lado izquierdo de la cama vacío. Parpadeo un par de veces y buscó a la chica por toda la habitación.

Entre la oscuridad la reconoció, sentada en el suelo. De ella provenían aquellos sonidos, Olivia jadeaba constantemente entre sollozos que trataba de controlar y evitar hacer más ruido.

—¿Olivia?— rápidamente preguntó mientras se levantaba de la cama. —¿Que? ¿Que pasa?—

Olivia jugaba con las mangas de su suéter ansiosamente mientras no podía dejar de sollozar, ni siquiera sabía hace cuanto tiempo llevaba en el suelo desahogándose silenciosamente.

—Liv, ¿Que sucede? Me estás asustando...— la voz del rumano tembló.

Se arrodilló frente a ella e intentó tomar su rostro entre sus manos pero Olivia se negó, desvió la mirada y la bajo ya que no deseaba ser vista en ese estado, menos por el.

Sebastián solamente podía ver como jalaba constantemente las mangas de su suéter, como si algo le incomodara demasiado.
Intento controlarse a sí mismo para evitar alterarla, tomó un respiro tratando de controlar sus nervios y tomó sus manos con fuerza para evitar que ella siguiera con esos gestos que solo le ponían los nervios de punta.

—Liv...— fue interrumpido por un sollozo que Olivia dejó escapar, le desesperaba no poder seguir con sus manos ya que Stan las tomaba con fuerza.

Olivia jadeó bruscamente, comenzaba a faltarle el aire.

—Olivia, hey...— Sebastian tomó sus muñecas con una sola mano y con la otra tomó cuidadosamente su mentón para elevar su rostro. Tragó duramente cuando la chica se negó nuevamente. —Mírame.—

Tomó su mentón nuevamente y esta vez si pudo verla. Ella se notaba tan cansada. Sus ojos parecían tan cansados de derramar tantas lágrimas en tan poco tiempo. Lucía tan exhausta en todos los sentidos.

—Hey...— susurró tratando de encontrar sus ojos grises. Se le complicó un poco pero Olivia logró mirarlo. —No hay nada que pueda lastimarte aquí, solo estamos tú y yo...— susurró, sin dejar de mirarla a los ojos tomó una de sus manos y la acercó a su pecho.

Los jadeos de la chica se calmaron un poco al escuchar su suave voz más sentir los latidos de su corazón contra su mano.

—Estas bien aquí. Me tienes a mi... ¿Recuerdas cuando te lo prometí?— Sebastián sonrió al recordar los bellos ojos de su mejor amiga cuando era solo una niña.

Aquel día lluvioso la pequeña Olivia resbaló, raspándose la rodilla y manchando su vestido de lodo. Sollozó como nunca ya que aquella herida le ardía y no podía ni siquiera ver su vestido ahora arruinado. Pero por supuesto que el pequeño Sebastián no dudó en ayudarla. Intentaba hacerla reír para evitar que siguiera llorando pero no parecía funcionar.
Ya que un día vió a su madre curarle una herida, supo que hacer para curarla a ella. Olivia dejó de llorar poco a poco ya que la herida no le dolía más. Para otros fue un simple día lluvioso que arruinó varios planes, pero ese día para ese par de niños, fue algo más grande que eso.
Sebastian le prometió que la protegería toda la vida, y lo hizo en serio ya que hasta la fecha, aún cuando ya habían pasado años de aquel suceso, el no olvidaba esa promesa.

𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora