𝘿𝙚𝙖𝙙 𝙄𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚 ᯽ ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴ

𝘖𝘯𝘦 𝘧𝘶𝘤𝘬𝘪𝘯𝘨 𝘵𝘦𝘢𝘳

｡.｡:+* ﾟ ゜ﾟ *ᴏᴍɴɪꜱᴄɪᴇɴᴛᴇ * ﾟ ゜ﾟ *+:｡.｡

—¿Es raro que me sienta extraña por no ver a tus padres en días? Literalmente solo los vemos dos veces al año porque viven en Constanza.— Olivia sonrió con extrañeza mientras pintaba sus labios y se miraba al espejo.

—Después de que saliste del hospital después del accidente, mamá sabía que no habíamos estado hablando así que... se negó a vernos hasta que resolviéramos nuestros problemas.— Stan rió. —Hay que actualizarla, con muchos detalles.—

—Tengo... la necesidad de decirle, todo lo qué pasó.— Olivia asintió y suspiró mientras sus dedos acariciaban sus cicatrices.

El rumano suspiró igualmente al ver lo que hacía.

—Te entiendo y se porque sientes la necesidad de hacerlo, pero Andrea dijo algo muy cierto. No le debes nada a nadie. Ni a tus padres, ni a los míos, ni a mi.—

Olivia se mantuvo callada mientras se hundía en sus pensamientos, al notar eso, Sebastián rápidamente se acercó a ella e intentar distraerla.

—Pero eso dejémoslo a un lado. Tenemos buenas noticias y por eso vamos a hablar con ellos, ¿No?— sonrió con las cejas elevadas y se inclinó para besar su mejilla. —Aunque... ¿Por que sigues llamándolos "tus padres"?—

Olivia sonrió con confusión.

—Ah... Porque... ¿Son tus padres?— rió con extrañeza.

—No son solo "mis padres"— Stan rodó los ojos. —Son tus suegros ahora, amor. ¿Olvidaste ese pequeño detalle?—

Olivia rápidamente entendió y rodó los ojos con diversión.

—Que tonto eres.— rió con el ceño fruncido y negó.

—Ah, y no solo eso... espero que pronto seas su nuera...— Stan susurró contra sus labios a la vez que tomaba su cintura con sus grandes manos y la acercaba a él.

Olivia abrió los ojos y sintió un intento sonrojo en sus mejillas.

—Sebastian...— reclamó en un susurro y desvió la mirada para intentar ocultar su sonrojo.

El rumano sonrió victoriosamente, esperaba esa reacción. Rió roncamente y besó su mejilla sonoramente.

—Vámonos o Georgeta me mata si no estamos ahí puntuales.—

(...)

—¡Mi niña, Olivia!—

La chica no tardó en sentir los cálidos brazos de la mujer abrazarla efusivamente mientras su esposo saludaba a su hijo. Inconscientemente cerró los ojos con una sonrisa llena de paz, aún ya siendo una adulta, sentía esa calidez que Georgeta siempre le transmitió desde que era una niña.

—¿Como estas, corazón? Por dios, estás más bella que nunca, lo sabes ¿No?— la mujer rió con su distintivo acento y peinó sus cabellos castaños.

—Ah... no se. Me maquillé igual que siempre.— Olivia sonrió con el ceño fruncido.

—Ay, Liv.— la mujer rodó los ojos y rió. —Me refiero a que... me alegra verte tan... hermosa después de todo lo qué pasó... para que te quede claro que nunca debes subestimarte. ¿Okey?— asintió y siguió peinando sus cabellos.